Ni por asomo, Andrés Manuel López Obrador concede la mínima duda sobre la cuestionable integridad moral de sus candidatos al Senado, Napoleón Gómez Urrutia y Nestora Salgado.
El primero, acusado de haberse robado 54 millones de dólares que su padre, Napoleón Gómez Sada, había negociado a favor de los trabajadores mineros de Cananea cuando la minera fue vendida a Germán Larrea.
La segunda, acusada de secuestro y otros delitos en contra de varios habitantes de Olinalá, Guerrero, cuando la presunta “luchadora social’’ encabezaba la mal llamada “policía comunitaria’’.
López Obrador ha ignorado los testimonios de las víctimas avalados por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que pidió, en 2016, que se investigaran por igual las violaciones a los derechos humanos de la “activista’’ cuando fue detenida sin orden de aprehensión y las de las víctimas que acreditaron fehacientemente haber sido objeto de secuestro y agresiones físicas por parte de Nestora y sus cuates.
¿Qué les vio López Obrador a ambos personajes para hacerlos llegar al Senado? ¿Por qué sistemáticamente se empeña en ignorar las voces de las víctimas de sus candidatos?
Ayer Nestora denunció por la vía civil a José Antonio Meade, quien en el debate pasado se refirió a ella como secuestradora; quiere una disculpa pública.
La candidata de Morena, que tiene tres juicios pendientes y deberá comparecer la última semana de junio ante un juez para defenderse, dijo que no renunciará a su posición en la lista al Senado y acusó que “quieren callar la voz del pueblo’’.
¿De qué pueblo habla? Porque hasta en Olinalá la alucinan por sus excesos.
Imagínese ese Senado.
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Por cierto, ayer el empresario Alejandro Martí, a quien fue secuestrado y asesinado un hijo, se sumó abiertamente al rechazo a la candidatura de Nestora Salgado al Senado.
Martí, -famoso por aquella frase que dijo a los gobernadores y secretarios de Estado: “Si no pueden, renuncien’’-, publicó un tuit en el que expresaba que “no es posible que una secuestradora quede impune y con fuero de senadora. ¡Ya basta!’’.
En el comentario, el empresario anunciaba la realización de una conferencia de prensa de las víctimas de Nestora organizada por #MexicoSOS y #AltoalSecuestro, la organización que encabeza Isabel Miranda de Wallace.
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Otra de Morena.
Ayer, en una entrevista radiofónica, la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, salió en defensa de… ¡Alejandro Gutiérrez!, el priista acusado de desviar 250 millones de pesos del Gobierno de Chihuahua a su partido.
La morenista dijo que Gutiérrez era un preso político del gobernador Javier Corral, el mismo argumento del tricolor.
Antes había defendido al ex procurador Raúl Cervantes.
Parece que la bipolaridad es el sello de la casa.
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Un verdadero desgarriate se trae el Verde en Chiapas.
El órgano electoral local autorizó el rompimiento de la alianza con el PRI y el Panal y su matrimonio temporal con los partidos Mover a Chiapas y Chiapas Unidos, pero les rechazó a su candidato a gobernador, Fernando Castellanos Cal y Mayor, porque no se separó a tiempo del cargo de presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez.
Los verdes dicen que sí lo hizo, pero la autoridad electoral les enderezó la plana; pidió a tiempo la licencia, aunque ésta le fue aprobada un mes después y en ese periodo él siguió despachando como presidente.
Así que en una de ésas, el Verde se queda sin candidato por andar haciendo berrinches en todos lados.