Esta semana, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) realizará un paro que llaman “nacional’’ en rechazo a la reforma educativa.
Los paros ocurrirán en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, una parte de Veracruz y Chiapas.
Pero, evidentemente, la CNTE también se dejará sentir en esta caja de resonancia que es la Ciudad de México.
¿Por qué la CNTE realiza este paro justo al final del ciclo escolar en todo el país cuando de antemano sus líderes saben que hacerlo le generará un mal ambiente a su socio Andrés Manuel López Obrador?
Simplemente para dar una demostración de fuerza.
Y es que, si usted revisa con detenimiento los periódicos, a partir del inicio de las evaluaciones del personal docente, la CNTE se fue debilitando.
Siempre ha estado ahí, como movimiento radical, pero había caído en un estado de hibernación que muchos creían sería largo.
La promesa de López Obrador de eliminar –así nada más, por decreto- la reforma educativa le dio oxígeno nuevamente a esta organización.
¿Qué alcances tendrá esta movilización?
Se supone que sería simplemente una demostración de fuerza, aunque en el Zócalo de Oaxaca ya se preparan para otro largo campamento.
¿Qué hará López Obrador? ¿Llamar al magisterio disidente a que concluya el ciclo escolar o apoyará las manifestaciones en contra de la mafia del poder y su reforma educativa?
Debe ser una jugada precisa la del tabasqueño, si no quiere dar la razón a quienes lo ven como un aliado de lo peor que ha generado el sistema político mexicano.
A ver.
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En el equipo de Alejandra Barrales se siguen riendo de la ocurrencia de Mikel Arriola de sugerirle que decline su candidatura a favor del priista “porque va en segundo lugar”.
Barrales asegura que está entre cuatro y seis puntos debajo de Claudia Sheinbaum, y que esa distancia se puede recuperar en lo que falta de la campaña.
Lo de Mikel fue una buena puntada, pero las encuestas mayoritariamente lo siguen colocando en el tercer lugar muy alejado de las dos mujeres punteras.
Eso sí, habrá que reconocerle al pelotari que ha hecho lo que parecía imposible al inicio de la elección: que en la capital del país se volviera a hablar del PRI.
Y eso tiene su mérito.
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El candidato de Morena a la gubernatura de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, anunció en un video que no iría al debate organizado por la OPLE estatal, porque se había enterado que sus adversarios “le querían tender una trampa’’.
Y bueno, ya sabe cómo es la raza; no se lo perdonaron.
Hubo memes que revelaban el secreto: la trampa consistía en preguntas como “díganos las tablas de multiplicar del 1, 2 y 3’’, o “¿quién descubrió América?” o una que era una joya: “¿quién es el hijo de mi papá que no soy yo ni mi hermano?”.
Hasta ahí la chunga y después vino el drama.
El ex representante de Blanco como futbolista y ahora líder del Partido Encuentro Social, José Manuel Sanz, denunció que “la oposición’’ contrató a seis sicarios para asesinar a su socio.
No dijo quién o quiénes de la oposición idearon tan macabro plan que sirvió, valga la observación, para bajarle un poco en los medios al hecho irrefutable de que Blanco rehuyó el debate.
Pero sigue arriba en las encuestas.