El jefe de Gobierno de la CDMX, José Ramón Amieva, nomás no encuentra cómo desmentir al secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, quien reconoció abiertamente que la violencia en la capital del país se debe a la disputa del territorio por parte de varios cárteles.
Amieva se ha enredado con sus justificaciones: primero dijo que no se disputan el territorio, “sino las ganancias’’ (?) y ayer aseguró que la metrópoli se ha convertido en almacén de drogas “porque aquí no se siembra ni cosecha’’.
No, pues sí.
Tampoco en Cancún se siembra y cosecha; o en Los Cabos, o Guadalajara y Vallarta, y ello no ha sido impedimento para que los grupos de la delincuencia organizada desaten una guerra que no se había visto jamás en el país.
Negar la existencia de cárteles en la capital del país (¿y qué es entonces la Unión de Tepito? ¿Una institución de caridad?) supone un diagnóstico errado.
Y si el diagnóstico está mal, el tratamiento que se le dé estará equivocado, peor.
Amieva no puede cerrar los ojos a lo que ocurre en Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan y Milpa Alta, que se han convertido en la extensión del corredor de trasiego que viene desde Iguala.
Recientemente en una plática con un candidato a la gubernatura de Morelos, el personaje nos reconoció que el estado tiene 15 municipios totalmente gobernados por el narco en los que ni las Policías pueden entrar.
Esos municipios son los que colindan con Guerrero y forman parte de ese corredor que se extiende ahora hasta la CDMX.
Cerrar los ojos no contribuirá a la solución del problema.
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Nuevamente una mala integración de una averiguación previa permitió a un supuesto capo evadir la justicia.
Un juez federal dejó libre a José de Jesús Farías, alias el Abuelo, pseudolíder de las autodefensas de Tepalcatepec, Michoacán, porque, según el juzgador, fue detenido ilegalmente.
El juez consideró que la forma en que fue detenido este sujeto a quien la PGR reconoce como miembro del Cártel de Jalisco no correspondía a lo reportado en el acta entregada por los marinos que lo capturaron.
Lo malo es que no solamente lo dejaron libre, sino que lo convirtieron en héroe.
Todo mal.
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Quizá sea efecto de la ola de calor.
Un periódico citadino identificado por el propio Andrés Manuel López Obrador con la derecha -como “prensa fifí, alquilada y deshonesta’’- publica una encuesta en la que coloca al tabasqueño por arriba de 50% de las preferencias electorales, muy por encima del segundo lugar, Ricardo Anaya.
Pero el periódico de izquierda, que se ha encargado de enaltecer las más alteradas propuestas de AMLO, publica –sin firma- una encuesta de una empresa llamada Pop Group, en la que concede un empate técnico entre López Obrador y ¡José Antonio Meade!
Según el documento, AMLO tendría 32% de las preferencias y Meade, 26%.
Pero, al ponderar las tendencias de indecisos, el resultado sería que López Obrador registraría 33.1% de las preferencias y Meade, 31.3%.
O sea, un empate técnico.
¿A quién le creemos en este mundo al revés?