Parecía que el Gobierno que iba a formar el nuevo presidente Pedro Sánchez, ahora ya en la Moncloa, iba a ser de transición. Parecía que buscaba ser interino, que duraría poco tiempo para convocar elecciones a la brevedad. Sin embargo, también parece que no va a ser así.
El nuevo Ejecutivo está hecho a la medida no sólo para terminar la legislatura en 2020, sino para impulsar a través del Gobierno a un Partido Socialista que parecía que ya estaba muerto. Lo digo porque en los últimos cinco años había caído en un abismo que no tenía fondo. No hay más que ver los 84 diputados que tiene en el Parlamento, el menor número de escaños en los últimos años de historia del Partido Socialista.
Contra todo pronóstico no ha sido un Gobierno multicolor, con figuras del instituto político radical de izquierda Podemos, ni tampoco de los partidos separatistas vascos o catalanes que fueron los que le ayudaron a poder echar a Mariano Rajoy y coadyuvaron a que Pedro Sánchez fuera votado como Presidente de Gobierno.
Pero le puede costar caro. Pablo Iglesias, líder de Podemos, ha ansiado varias carteras ministeriales. Incluso él se veía como vicepresidente. Pero no ha sido así. Ya se lo había advertido: “Si no somos socios, seremos enemigos”.
Con los partidos catalanes y vascos le va a pasar lo mismo. Tendrá que darles todo lo que le pidan o le retirarán la confianza en el Parlamento.
Pero insisto en que el Gobierno que ha nombrado es lo suficientemente robusto y tiene entidad propia. Por ejemplo, ha elegido a Josep Borrell como nuevo ministro de Asuntos Exteriores. Creo que es una decisión muy acertada. Borrell fue secretario de Estado, ministro y presidente del Parlamento Europeo. Es un hombre erudito, muy formado intelectual y, políticamente hablando, goza de una buena reputación tanto por los partidos de izquierda como por los de la derecha.
Pero, además, el nombramiento de Borrell es un aviso a los separatistas catalanes. Él fue la voz en las multitudinarias manifestaciones a favor de la unidad de España celebradas en Cataluña, en octubre y noviembre pasados.
Carmen Calvo es la nueva y poderosa vicepresidenta. Se trata de una mujer experimentada tanto en el partido como en el Gobierno. De hecho, fue ministra de Educación y Cultura en tiempos del ex presidente Rodríguez Zapatero.
El resto de ministros tienen experiencia política, pero sobre todo son de diferentes comunidades autónomas para hacer guiños a las distintas regiones españolas.
El nombramiento del nuevo ministro de Ciencia, Innovación y Universidades ha sido para el reputado astronauta español Pedro Duque. Se ha tratado de un golpe de efecto magistral. Duque es el primer astronauta de nacionalidad española, y se convertirá en una cara cercana y amable de este nuevo Gobierno que intentará quedarse y aguantar toda la legislatura.