Ayer, antes del debate de hoy, hubo muchos análisis.
En el del puntero no hubo sorpresas.
Andrés Manuel López está convencido, y por encima de él sus colaboradores, de su inminente arribo a Palacio Nacional y la estrategia es simplemente sobrellevar la campaña.
Esto no cambiará en el debate.
Podrán cuestionarlo, le desacreditarán todas sus propuestas, criticarán muchas promesas suyas por inviables o porque van contra el desarrollo del país…
Él se mantendrá con ánimo mesurado hasta ante eventuales cuestionamientos a sus hijos y al uso patrimonialista de su partido, Morena, y en algún momento pontificará su amor y paz.
Con Ricardo Anaya la situación es de emergencia.
Lo han pillado en los orígenes de la urdimbre para enriquecerse con facilidad –ilegalidad o al menos inmoralidad para la mayoría- y para lavar dinero con riesgo para su familia y en demérito del fisco.
Va a defenderse y a atacar.
Y a José Antonio Meade no le cuadran las encuestas difundidas, porque las suyas lo colocan en segundo lugar, a 10 puntos de López y a tres de Anaya: 36, 26 y 23, respectivamente.
De Jaime Rodríguez el Bronco ni hablar: su participación es folclórica.
PRUEBAS VS. PALABRAS
Los momios, dicho está, favorecen al tabasqueño.
Él lo sabe.
Esperará y tendrá la oportunidad de convertirse en árbitro de un duelo muy anunciado y más esperado: el priista José Antonio Meade contra el panista Ricardo Anaya.
Los dos se acusan de corruptos, pero el primero dispone de información para demostrar y atacar, y el segundo solamente tiene su palabra… y las pruebas en contra.
Será la última oportunidad para ambos.
Meade exigirá a Anaya explicaciones claras y convincentes sobre su fortuna, la forma como la logró, el largo y tortuoso esquema financiero seguido hasta llegar a sus manos.
Si no lo hace, aumentará la duda de los cargos en su contra.
El ganador entre ellos, si lo hay, se posicionará en segundo lugar de manera clara y por ahí buscarán el resto: jalar al voto anti López, el útil, los indecisos y los desencantados.
LA PIRATERÍA, OTRA VEZ
Una vez más, la piratería.
En teoría la empresa Roku, Matthew Anderson y Steve Kay actuarían ante las severas acusaciones en su contra por aquella causa, pero tres años después dan una respuesta sin convencer.
¿Cuántos delitos se cometieron durante ese trienio?
Roku pretexta su “sistema de operación abierta” para no hacerse responsable del material subido a su plataforma y de quién lo usa y distribuye.
Desde su ingreso al mercado mexicano en 2015 ha sido controversial por incumplir lineamientos de comercialización, distribución y reproducción de contenidos.
Por eso en 2017 se ordenó la prohibición de su venta en México a causa de su permisividad con la operación de delincuentes en su plataforma.
La respuesta de Roku no informa cuándo son deshabilitados los contenidos ilegales ni las acciones concretas para salvaguardar la información personal de sus propios usuarios contra las redes de delincuentes en línea.
Por ello la máquina de la piratería del dispositivo sigue su marcha, con riesgo para los usuarios y en perjuicio de los creadores de contenidos desamparados.