Dos congresistas estadounidenses calificaron hoy de “ridículo” y sospechoso que el Gobierno federal les impidiera entrar y constatar personalmente las condiciones de niños inmigrantes separados de sus padres indocumentados en un albergue en Homestead, al sur de Miami.
El senador Bill Nelson y la congresista Debbie Wasserman Schultz señalaron a la prensa a las afueras del refugio que funcionarios de “alto nivel” del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) no les permitieron hoy la entrada al advertirles que el proceso regular para ese tipo de visitas tomaba dos semanas.
Ambos representantes demócratas al Congreso federal por Florida, como también el representante estatal Kionne L. McGhee, rechazaron los motivos argumentados por la agencia federal y expresaron que era una señal de que estaban “escondiendo” algo sobre este albergue con capacidad para al menos mil niños.
Nelson manifestó que una decisión de “alto nivel” les impidió hoy a los tres “revisar el bienestar de los niños y saber cómo están los menores que están siendo separados” de sus familias.
“Ellos obviamente están ocultando algo, ellos usan la excusa de que hay que solicitar con dos semanas de anterioridad”, manifestó al considerar que es “ridículo” que deban llenar una solicitud previa cuando “está en juego” el bienestar de menores.
Wasserman Schultz lamentó que ni ellos como congresistas federales tienen claro el número de niños que hay actualmente en este albergue, abierto por primera vez en junio de 2016, ni cuáles son sus condiciones de salud, entre otras inquietudes.
La congresista explicó que no tienen ningún tipo de información confirmada por las autoridades federales y que lo único que saben, por medio de grupos a favor de los inmigrantes, es que el centro se reabrió hace algunos meses y que en la actualidad alberga niños que llegaron solos al país y en “una menor” porción menores que están siendo separados de sus padres por el Gobierno de Donald Trump.
El Departamento de Justicia anunció hace seis semanas la aplicación de la política de “tolerancia cero”, que implica tratar como criminales a los indocumentados que entran al país y encarcelarlos, por lo que sus hijos deben ser apartados y enviados a albergues.
Esta política, que ha supuesto la separación de unos 2.000 menores de sus padres, ha generado una ola de rechazo entre la oposición demócrata, grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes e incluso algunos dirigentes republicanos.
El rechazo a entrar en albergues de menores a Nelson y Wasserman Schultz, se suma al de otros congresistas que se han quedado estos días a las puertas de recintos similares en otros lugares del país.
Sin embargo, hay otros, como la comitiva formada por la líder demócrata en la Cámara Baja de EU, Nancy Pelosi, y otros catorce congresistas, que este lunes hicieron un recorrido por el centro de retención a menores Southwest Key, ubicado en la ciudad de El Cajón, situado en la frontera californiana con México.
El albergue floridiano, había sido cerrado en abril de 2017 tras acoger a cientos de niños indocumentados que llegaron sin acompañantes a la frontera con México, principalmente provenientes de Guatemala, Honduras y El Salvador, huyendo de la violencia en Centroamérica y con el deseo de reunirse con sus parientes en el país, reabrió a inicios de año.
La oficina de prensa del HHS tampoco confirmó a Efe el número de niños albergados, ni si entre los que llegaron solos al país también hay de los que están siendo separados de sus padres en la frontera.
NCG