Las guerras, la violencia y la persecución han conducido a que el desplazamiento forzado en el mundo alcance un nuevo máximo histórico en 2017, por quinto año consecutivo.
Así lo revela un informe publicado ayer por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el cual precisa que el número total de personas desplazadas forzosamente aumentó en 2017 con respecto a 2016 en 2. 9 millones, hasta alcanzar los 68.5 millones.
“Este número es el resultado de guerras prolongadas, la falta de solución para las crisis que aún continúan, la presión continuada sobre civiles en países con conflictos que les obligan a abandonar sus hogares y de crisis nuevas o agravadas como la de los rohinyás o la que experimenta Venezuela”, indicó en rueda de prensa el alto comisionado de la ONU para los refugiados, el italiano Filippo Grandi.
El alto comisionado dijo que, como en años anteriores, el 85% de esos 68.5 millones de personas desplazadas forzosamente se encuentran en países en vías de desarrollo o de ingresos medios, lo que en teoría “debería disipar la percepción tan dominante en muchos países de que la crisis de refugiados es una del mundo rico”.
Según Grandi, el 70 % de los desplazados forzosos proceden de solo 10 países, lo que “significa que, si hubiera soluciones a los conflictos en esas naciones, la cifra global podría empezar a bajar, pero no hemos visto ninguna señal de progreso a la hora de forjar la paz en ninguno de estos diez estados”.
Al igual que en años anteriores, Siria es el país con más desplazados forzosos, seguido de Colombia con 7.9 millones de víctimas del conflicto que duró más de 50 años.
Entre las situaciones destacables en 2017, el alto comisionado de la ONU incluye además el «deterioro de las condiciones en Venezuela», país que han abandonado en los últimos años más de 1.5 millones de ciudadanos.
Xavier Roríguez