Foto: Reuters Segundo partido del Grupo D  

NIZHNY NÓVGOROD.- Willy Caballero apretó la soga de Argentina en el Mundial de Rusia con un error garrafal que desestabilizó a su selección y provocó su caída cuando apretaba a Croacia, clasificada para octavos con el gol regalado a Ante Rebic y con la traca final de Luka Modric e Ivan Rakitic.

 

El portero del Chelsea será señalado durante mucho tiempo. Messi se quitará la losa de ser el objetivo número uno de las críticas. Su fallo, en el inicio de la segunda parte tras una pase absurdo que se convirtió en un presente jugoso para Rebic, frenó a su equipo cuando por fin había encontrado una pequeña identidad.

 

El choque llegaba con historia. Con todas las críticas del mundo a sus espaldas, Argentina no podía fallar. El empate inaugural ante Islandia dejó un saco lleno de dudas para los hombres de Jorge Sampaoli, pero el más señalado fue Lionel Messi tras fallar un penalti que podría haber sido decisivo. Ese error provocó el debate eterno sobre el jugador del Barcelona y su suficiencia cuando juega con la selección.

 

¿Es capaz Messi de ganar sólo un Mundial? ¿Eso es sólo cosa de Diego Armando Maradona? ¿Messi no rinde igual con la “Albiceleste que en su club? ¿Messi no está igual de bien de acompañado en Argentina que en el Barcelona?

 

Cada vez que hay algún sobresalto saltan esas preguntas. Y, Messi, algún día puede cansarse. Pero, mientras los debates taberneros se expandían, Argentina tenía que ganar a Croacia. Esa era el verdadero problema. Una derrota la podía dejar casi fuera del Mundial en la fase de grupos y eso sí que sería una tragedia.

 

Por lo menos tenía la ayuda de un estadio que parecía la Bombonera, con mayoría absoluta de argentinos. Y para dar un giro a la situación, Sampaoli tocó su once y su esquema. Cambió del 4-2-3-1 al 3-4-3 con Gabriel Mercado, Enzo Pérez y Marcos Acuña como novedades. Funcionó pese al titubeo inicial. Por lo menos en la primera parte y porque Zlatko Dalic sacó a Luka Modric de la zona de creación y el cuadro balcánico se perdió.

 

El centrocampista del Real Madrid se adelantó en el campo, dejó su hueco a Marcelo Brozovic y apenas tocó la pelota asfixiado por la presión argentina, que casi desde el minuto uno tocó arrebato para dar un puñetazo encima de la mesa. Aun así, Argentina, que se pelea contra sí misma, sufrió un susto enorme con una internada de Ivan Perisic que salvó Willy Caballero con una mano milagrosa.

 

Con Modric fuera de combate, la línea de flotación de Croacia hizo aguas. Sin el metrónomo balcánico, Argentina, poco a poco, fue amasando ocasiones. Messi, extra motivado, peleó cada pelota y estuvo a punto estuvo de pinchar una caída del cielo con la que podría haber encarado al meta Danijel Subasic.

 

Después, Maxi Meza se encontró con el cuerpo de Dejan Lovren en un remate clarísimo; continuó Marcos Acuña con un centro envenenado que golpeó en el larguero de Subasic; y Enzo Pérez falló una clamorosa: solo, sin Subasic delante y con la portería entera para él, mandó la pelota al lateral de la red.

 

Ese fallo después sería recordado. Se echaría en falta ese gol. Podrá pasar a los anales de los errores, al estilo Julio Cardeñosa con España en 1978. No fue tan grande, pero sí muy doloroso. Y, como Argentina se pelea consigo misma, o eso parece, en la reanudación ella misma se encargó de ponerse una soga al cuello.

 

Igual que será recordado el fallo de Enzo Pérez, el de Willy Caballero también tendrá su historia. El portero del Chelsea decidió dar un pase picado a Mercado y le salió un churro que aprovechó Ante Rebic para inaugurar el marcador con una volea que no era fácil. Entoces, “La Bombonera” de Nizhny Novgorod encontró su víctima y no dejó de silbar a su portero cada vez que tocaba la pelota.

 

El daño estaba hecho, pero aún quedaban 27 minutos en los que Argentina aún podía soñar con despertar de la pesadilla. Sampaoli sacó al campo a Gonzalo Higuaín, a Cristian Pavón y a Paulo Dybala y se lanzó a por Croacia con desesperación. El orden del primer tiempo ya era pasado y Croacia se ordenó atrás para buscar la puntilla al contragolpe.

 

Meza se acercó al gol con un remate blandito que repelió Subasic y que cayó en los pies de Messi. Rakitic, en el último momento, se encargó de desesperar a su compañero del Barcelona, que olía la derrota y unos cuantos días más de críticas porque tampoco brilló.

 

Al final, no hubo milagro y además, Modric dejó un regalo visual final que ahogó del todo a Argentina y Rakitic se apuntó a la fiesta del mago del Real Madrid, que se inventó un disparo desde fuera del área que fue la puntilla final para los hombres de Sampaoli.

 

La tragedia, que se mascaba antes del choque, finalmente explotó por un fallo absurdo cuando el cuadro albiceleste estaba amasando la victoria. Argentina, definitivamente, parece destinada a caer en la primera fase. Si a Islandia se le ocurre ganar a Nigeria, un empate en la última jornada contra Croacia clasificaría a los dos. Y Messi, una vez más, se quedaría sin Mundial. Y comenzaría el eterno debate.

 

DPC/DAMG