Por alguna razón –o ilusión-, el PAN propondrá al INE que los 55 diputados de mayoría que logró el Partido Encuentro Social (PES) y cuyo registro nacional perderá, se distribuyan entre las bancadas del PT y Morena.
De esta manera creen, según Marko Cortés, coordinador de la bancada del PAN en San Lázaro, habría una redistribución de plurinominales que los beneficiaría –también al PRD y al PRI- y se evitaría la sobrerrepresentación.
Pero la propuesta no está contemplada en la ley.
Aunque el propio Damián Zepeda también solicitó al INE cuidar el reparto de plurinominales en el Senado y la Cámara de Diputados para evitar que Morena esté sobrerrepresentado en el Congreso, la ley no se ocupa de establecer qué es lo que sucederá con los legisladores sin partido.
Esta decisión es política y corresponderá a cada uno de los 55 diputados del PES que ganaron en las urnas para determinar a qué bancada se unirán.
Incluso pueden permanecer como independientes si así fuera el caso o incluso sumarse a una coalición distinta con la cual participaron en la elección.
Son 55 legisladores que de pronto se convirtieron en huérfanos de partido y en botín político apetecible para cualquier partido.
Y pueden ser la diferencia a la hora de las votaciones en el Congreso.
Así que desde ya la oposición en el Congreso –PRI, PAN, PRD- está a la caza de quienes no quieran formar parte de Morena, por aquello de que el PES era lo opuesto al movimiento de López Obrador.
Por cierto, Eric Flores, líder de lo que queda del PES, fue a pedir la bendición, perdón, el apoyo del futuro Presidente para rescatar el negoci…, perdón, el registro.
¿Les hará el milagro?
Ahora que comenzó abiertamente la disputa por lo que quedó del PAN, Marko Cortés fue el primero en levantar la mano para decir “yo quiero’’.
Seguramente otros harán lo propio en los próximos días.
Lo interesante no es que quieran, sino que puedan consensuar con los grupos de poder –incluidos los anayistas- que, pese a la monumental derrota sufrida el 1 de julio pretenden quedarse con el control del partido.
¿Quién será el bueno que pueda resolver el rompecabezas?
Pese a sus promesas de campaña y aun cuando no ha tomado legalmente el poder, Andrés Manuel López Obrador ha sido pragmático.
No sólo está el tema de las gasolinas que subirán su precio de acuerdo a la inflación o mantener el avión presidencial por los altos costos que implicaría tratar de devolverlo.
Ayer los empresarios pidieron y el tabasqueño aceptó, que se mantuviera el mismo equipo de negociadores del Tratado de Libre Comercio (TLC) al que se incorporarán funcionarios del nuevo gobierno.
Esto, según Alfonso Romo, quien será el jefe de la Oficina de la Presidencia, para no partir de cero, lo cual desde luego es una buena señal.
Así no se tiran a la basura los meses –y millones de pesos- dedicados por Ildefonso Guajardo a la negociación del TLC, trabada en estos momentos por, entre otros puntos, las reglas de origen y los salarios en el sector automotriz.
Ya veremos si los negociadores de AMLO, que prometió mejores salarios, están de acuerdo o no en que se paguen en el país 15 dólares por hora en la industria automotriz, como pretenden Estados Unidos y Canadá.