Al entrar ayer en vigor los nuevos aranceles aplicados por Estados Unidos a China, estimados en 200 mil millones de dólares, se endurece la guerra comercial entre ambas potencias económicas, con lo que México entra en un claroscuro con su vecino del norte, pues por un lado podría reforzarse su esquema como proveedor hacia esa nación y por el otro existe el riesgo que los estadounidenses bajen su dinámica económica y por ende le pegue a nuestro país.
Al entrar en una guerra comercial con China, Estados Unidos necesita de sus aliados, los cuales podrían ser sus socios comerciales, México y Canadá, pero el problema está en que con las dos naciones mantiene una tensa relación por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), pero el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, aseguró ayer que las pláticas sobre el acuerdo comercial se reanudarán por lo menos hasta finales de este mes.
Fernando Ruiz Huarte, director general del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (Comce), aseguró que si nuestro país tiene producción de algunos de los productos de la lista a los que Estados Unidos aplicó impuestos a China, podrían aumentar las exportaciones nacionales hacia su principal socio comercial, por ello, las relaciones comerciales podrían fortalecerse.
James Salazar, subdirector de Análisis Económico de CIBanco, destacó que con los aranceles implementados por la administración de Donald Trump hacia China se daría un encarecimiento de productos en el país norteamericano, lo que provocaría que se comenzaran a buscar alternativas de compra, y en caso de que nosotros contemos con tales productos seríamos la principal opción para Estados Unidos.
Esto, dijo, no significa la sustitución de productos del mercado mexicano a las exportaciones, sino la apertura de más mercado a nuestro principal socio comercial. Ambos especialistas consideran que se crearían nuevos acuerdos comerciales que favorezcan la relación entre los países.
Sin embargo, el analista de CIBanco subrayó que las repercusiones negativas no están fuera de contexto, ya que si nuestro principal socio comercial comienza a tener una menor actividad económica, las repercusiones también implicarían que nuestra economía comenzara a disminuir, debido a que en estos momentos nos encontramos enlazados en las decisiones de políticas monetarias e índices comerciales.
Cabe recordar que en días pasados, analistas económicos mencionaron que las medidas arancelarias de Estados Unidos servirían para que economías emergentes, como México, busquen nuevos mercados en el mundo, tal como el asiático, y de esta manera se podría quitar la dependencia que se tiene con el país vecino y de esta manera se evitaría en un futuro la salida de inversiones.
Tanto Jorge Gordillo, director de Análisis Económico y Bursátil de CIBanco, como Carlos González, director de Análisis y Estrategia Bursátil de Grupo Financiero Monex, coincidieron en que las medidas arancelarias podrían ayudar a que nuestro país busque alianzas con China, para de esta forma incentivar las inversiones en una economía emergente fuerte a nivel global como la nuestra.
La disputa comercial entre Estados Unidos y China comenzó el 18 de junio pasado, cuando el Gobierno de Donald Trump, decidió aplicar aranceles de 25%, con un valor estimado de 50 millones de dólares a productos tecnológicos y patentes de propiedad intelectual del gigante asiático, lo que fue considerada como una medida proteccionista de cara al futuro de la nación estadounidense.
Ese mismo día, el Gobierno chino realizó un efecto espejo con impuestos de 25% a productos agrícolas como granos de soya, vehículos eléctricos y whisky, estimados en 34 millones de dólares.
Un día después, Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, afirmó que estudiarían la posibilidad de imponer aranceles estimados en dos mil millones de dólares, a algunos productos variados entre agroalimentarios, y electrónicos.
Estos aranceles entraron en vigor el día de ayer, motivo por el cual China informó que no se encuentran conformes con la decisión y buscarán presentar una demanda formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), tal como lo realizó México el 7 de junio pasado por los aranceles al acero y al aluminio de 25% y 10% respectivamente, donde Suiza hizo lo mismo el martes pasado.
Tensión con México
El Gobierno mexicano, después de la aplicación de aranceles al acero y aluminio, publicó una lista en el Diario Oficial de la Federación el 5 de junio pasado, en ésta detalló los productos a los que se les aplicarán impuestos, entre los cuales se encuentran: paletas de cerdo, productos del sector agrícola como manzanas, papas o arándanos, whisky y también a las placas de acero, calculados entre 20% y 25% respectivamente.
Esta situación se da luego de que Estados Unidos iniciara una política de revisión del TLCAN con sus socios comerciales, donde a lo largo de casi un año se han llevado a cabo varias reuniones trilaterales para definir el futuro del acuerdo comercial.
El secretario de Economía, Ildefonso Guajarardo, anunció en días pasados la reanudación de las pláticas de la renegociación del TLCAN en este mes.
Incluso, ante las posturas, tanto mexicanas como canadienses de no aceptar imposiciones de Estados Unidos, y la insistencia de crear acuerdos bilaterales, las pláticas se han llenado de incertidumbre, tanto así que en reiteradas ocasiones, Donald Trump aseguró que si no encuentra conveniente el acuerdo comercial estaría dispuesto a salir de éste.
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