A nivel federal se calcula que los trabajadores al servicio del Estado -los burócratas- suman poco más de 2.3 millones de personas.
¿Cuántos de ellos votaron a favor del candidato Andrés Manuel López Obrador?
Nadie conoce con precisión una cifra, pero fuentes del sindicalismo oficial calculan que 80% -es decir, casi dos millones de personas del servicio público- le dieron su voto.
Es posible suponer que, a partir de ese cálculo, a 18 días de que ganó la elección, el Presidente electo haya perdido por ahí de 15% del total de las simpatías de quienes lo llevaron a las urnas de manera arrolladora. ¿Por qué?
Por una razón elemental; porque hoy es incierto el salario y el empleo de los 2.3 millones de trabajadores del Estado, junto con sus familias.
Y es que, para empezar, de esos 2.3 millones, casi 10% están considerados en el rango de trabajadores de confianza –230 mil empleados-, de los cuales 70% -por ahí de 200 mil- serán despedidos, según lo anunció el nuevo Presidente.
¿Cuántos de esos poco más de 200 mil trabajadores de confianza del Gobierno federal que serán despedidos votaron por AMLO?, ¿Cuántos se quedarán sin trabajo a causa del voto a favor de Morena?
Para empezar, el despido fulminante de 200 mil empleados del Estado que creyeron en López Obrador será el premio a la confianza en un candidato que pregonó la defensa del empleo y el incremento del salario mínimo. Les mintió a esos 200 mil empleados. Pero ése es apenas el comienzo.
Como saben, el nuevo Presidente anunció que su salario será de 108 mil pesos mensuales. Eso significa que los salarios de los secretarios de Estado, subsecretarios, oficiales mayores, directores y todas las áreas debajo de las primeras jerarquías del Gobierno federal se compactarán hacia abajo. Es decir, pobreza por decreto.
Aquí es donde viene la tragedia. Resulta que muchos trabajadores del Estado –sobre todo los de niveles más bajos- no alcanzarán más que el salario mínimo. ¿Por qué? Porque por escalafón no pueden ganar más que el jefe inmediato superior.
Dicho de otro modo, “no será negocio” el trabajo al servicio del Estado y veremos el empobrecimiento salarial de amplios sectores que -en su trabajo del sector público- tienen fincado su crédito hipotecario, el abono del auto, la colegiatura de sus hijos… Ganarán mucho más los taxistas, vendedores ambulantes, fritangueros y hasta lavaparabrisas. Eso sin tomar en cuenta que para “sacar el chivo”, la corrupción reinará en el sector público y se perderá toda esperanza de elevar los niveles de eficiencia de la burocracia.
Si tomamos en cuenta los 2.3 millones de servidores públicos y sus familias, podemos hablar del empobrecimiento de cinco millones de mexicanos, muchos de los cuales votaron por AMLO como Presidente. Es decir, 15% de simpatizantes de AMLO habrán entendido el error de votar por la peor de las alternativas.
Lo curioso es que los engaña y aplauden, les miente y aplauden, los despide y aplauden. Y apenas es el principio.
Al tiempo.