Entre las 50 acciones propuestas del Plan Nacional de Austeridad, la descentralización del Gobierno federal y la eliminación de las delegaciones federales, se vive una incertidumbre de emergencia.
La burocracia está acostumbrada a morderse las uñas cada tres años, con el cambio de las autoridades municipales y legislativas; y cada seis, con la renovación de los gobernadores y titular del Ejecutivo Federal. Ahora se muerden los dedos. Llevan días sin conciliar el sueño, sufren de malestares estomacales y están viviendo sus peores días.
1. AMLO tendrá 32 coordinadores estatales -embajadores morenos, que serán contrapeso de los gobernadores- como Jorge Taddei, en Sonora (ahí gobierna Claudia Pavlovich), y como José Ramón Gómez Leal, en Tamaulipas (ahí gobierna Francisco García Cabeza de Vaca).
Rabindranath Salazar, en Morelos (ahí gobernará Cuauhtémoc Blanco); Nancy Díaz, en Oaxaca (donde gobierna Alejandro Murat) y la maestra Delfina Gómez Álvarez, en el Estado de México (que comanda el tricolor Alfredo del Mazo). Esta última relación será de pronóstico reservado.
¿Esos superdelegados de verdad podrán atender los asuntos de la electricidad, seguridad, salud, programas sociales, inteligencia contra los cárteles de la droga, problemática fronteriza, atención al campo y un listado amplio del catálogo nacional?
2. Ya nadie ganará más que el Presidente. No habrá autos nuevos para los funcionarios; sólo tendrán secretario particular los titulares de secretarías; adiós a los bonos viáticos y seguro de gastos médicos mayores; bye a los viajes al extranjero, guaruras y decenas de asistentes; nunca más jets privados y fuero.
¿Entonces, si ya cambió la jugada, y va en serio el combate al abuso y al “cochupo”, adiós al servicio público? Muchos políticos platican con sus familias; argumentan que esto ya se acabó y que deben pensar en bajarse del barco.
En la Conago ya hablan de reducirse los salarios, viajar en aviones comerciales y decirle adiós a los restaurantes y hoteles de lujo en Polanco. De entrada, el derrotado Miguel Ángel Yunes, gobernador de Veracruz, tendrá que olvidarse del Arturo’s, de la calle Emilio Castelar, donde se reúne con el siniestro Romero Deschamps.
3. La SEP que dirigirá Esteban Moctezuma Barragán se mudará a Puebla. Ahí el ex secretario de Gobernación compartirá créditos con Martha Erika Alonso.
La Secretaría del Trabajo, que controlará la joven Luisa María Alcalde, se trasladará a Guanajuato. ¿Cómo se llevarán Diego Sinhué y la poderosa ministra?
La SCT se irá a San Luis Potosí. Javier Jiménez Espriú seguramente convivirá de manera respetuosa con Juan Manuel Carreras.
La Secretaría de Salud que presidirá el doctor Jorge Alcocer Varela se irá a Guerrero; sin duda, ayudará al gris desempeño de Héctor Astudillo.
El nuevo titular de la Secretaría de Turismo, Miguel Torruco Marqués, se trasladará a Quintana Roo. Se espera una buena relación con el aliancista Carlos Joaquín. Donde saldrán chispas será en Chihuahua, donde Javier Corral no se lleva con nadie.
Aunque serán del mismo partido, se antoja complicada la relación de Manuel Bartlett Díaz y el próximo gobernador Rutilio Escandón, en Chiapas.
Claro, debemos pensar en los trabajadores y sus familias, pero el proyecto de mover las grandes dependencias federales a otras entidades es un tema de justicia social, de repartición económica y de promover el desarrollo parejo. ¿Usted qué piensa al respecto?
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