Pese a que una corte ordenó al gobierno de EU reunificar a tres mil niños migrantes que fueron separados de sus padres en la frontera, miles aún siguen detenidos sin sus familiares, denunció la organización Unión para las Libertades Civiles (ACLU), al tiempo que se difundieron testimonios de los menores afectados.
“Miles de niños, incluidos menores de cinco años, permanecen bajo custodia del gobierno tras haber sido separados de sus padres”, aseguró la organización sin fines de lucro.
La ACLU denunció además que el gobierno exige que los padres que se reúnen con sus hijos deben usar monitores en los tobillos equipados con GPS mientras se procesan sus casos de asilo.
Actualmente, el juez federal que ordenó al gobierno de Donald Trump reunir a los casi tres mil niños que separó de sus padres, dispuso que la administración evitara deportar, al menos hasta el próximo 23 de julio, a cualquiera de las familias que reunifique.
La declaración de la ACLU fue emitida un día después de que dos médicos que trabajan para el gobierno federal consideraron que encerrar a familias completas, como alternativa a separar a los niños migrantes de sus padres, conlleva igualmente “un alto riesgo de daño” para los menores.
De acuerdo con un informe compartido por los expertos médicos al Senado federal, una serie de 10 investigaciones realizadas en los últimos cuatro años revelaron que con frecuencia la detención de padres e hijos “también representa un alto riesgo de daño para los niños y sus familias”.
En su opinión, ninguna precaución en los arrestos “pueda minimizar los daños creados por el solo hecho de confinar a los niños a los centros de detención”.
El diario El País reveló testimonios de niños que vivieron la separación de sus familias en la frontera con México y luego fueron encerrados en celdas donde los maltrataban.
Ángel A., un mexicano de 13 años, lo describe como una “pesadilla” su estancia en la “perrera”, como llama al centro de detención para inmigrantes en McAllen (Texas).
“La celda en la que estuvo seis días en mayo con otros menores indocumentados era un foco constante de humillaciones. Los guardas de seguridad le dijeron a él y al resto de niños mexicanos que, por tener esa nacionalidad, debían situarse en la zona más fría de la celda, debajo del aire acondicionado, consiga el diario.
“Cada día, los guardas decían a los niños en mi celda que iban a ser adoptados y que nunca más verían a sus padres”, narró Ángel.
También les obligaban a despertarse en medio de la noche y, si no lo hacían, les agitaban con fuerza, incluso a niños de cinco años.
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