En el nuevo paradigma detonado por el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, surge un escenario que no se planteaba desde 1988 en la elección que Carlos Salinas de Gortari ganó la Presidencia y obtuvo por última vez, hasta ahora, la mayoría en ambas Cámaras del Congreso.
En esta nueva realidad, ¿qué podemos esperar de la Suprema Corte de Justicia de la Nación?
Antes de la reforma judicial de Ernesto Zedillo en 1994, la independencia de la Corte no era más que un buen deseo.
La reforma de hace 28 años le cambió la cara al poder que no era poder.
La Corte ganó independencia, su nueva integración iniciaba la novena época con 11 ministros y destacaban juristas como Guillermo Ortiz Mayagoitia, Juan Silva Meza y una mujer, Olga Sánchez Cordero.
El 3 de enero de 2019, los ministros deberán elegir al futuro presidente de la Corte. ¿El Poder Judicial Federal podrá ser un contrapeso? Dependerá de quién sea su próximo Presidente.
En enero de 2015, tras una sesión histórica por desgastante, Luis María Aguilar Morales y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea se disputaron la presidencia de la Corte entre ministros de dos sectores: los jueces de carrera y los llamados externos. Fueron necesarias cuatro horas, 32 rondas de votación y tres recesos para que resolvieran.
Aguilar Morales terminará un cuatrienio que, dentro y fuera de la institución, se considera gris, carente de ánimo reformista y ausente de autocrítica.
Sánchez Cordero conoce las entrañas de este poder en el que trabajó 15 años.
Es sabido que el proyecto de AMLO contempla la desaparición del Consejo de la Judicatura Federal para regresarle a la Corte una Sala encargada de la administración, disciplina y adscripción de jueces y magistrados. ¿Una regresión? Estará por verse.
En este entorno, atrae los reflectores la figura de Arturo Zaldívar, ministro de perfil externo, que tuvo hace cuatro años el respaldo de la mitad del Pleno en esa fatídica votación y es opositor de Luis María Aguilar.
Zaldívar ha sabido esperar su momento y mantiene la misma fuerza para disputar nuevamente la presidencia de la Corte.
En noviembre concluye el periodo de José Ramón Cossío, quien ya no votará en enero y lo hizo hace cuatro años en contra de Zaldívar. Estará en manos del presidente López Obrador la propuesta de la terna y su rápido procesamiento en el Senado de mayoría morenista, para integrar al ministro o ministra que mejor se adapte al ánimo reformista de los nuevos tiempos.
En el futuro gabinete presidencial es conocida la simpatía que genera en John Ackerman, uno de los principales asesores jurídicos de AMLO y Sánchez Cordero, el perfil de Zaldívar. La virtual secretaria de Gobernación tiene cercanía y reconocimiento hacia él desde que fueron compañeros en Pino Suárez número 2.
El despacho de Bucareli sería el sitio ideal para operar los cambios que el Gobierno entrante visualiza para el Poder Judicial.
Es la reforma que viene.