El muro desapareció de la conversación, aunque flote su ominosa sombra a los lados de la frontera.
Dos líderes políticos de estados nacionales, uno a cuatro meses de asumir el poder y el otro a dos años de intentar su refrendo, se distancian de la retórica previa al 1 de julio, concentrada en la plataforma de la animadversión retórica alrededor del modo de concebir la frontera con el vecino próximo.

Los nuevos vientos permitieron concentrarse en las abstracciones temáticas útiles para el diálogo en un tiempo nuevo. El muro como construcción y símbolo se repliega del escenario hasta eventualmente iniciar el inicio de su desaparición al reconstituirse la dignidad nacional  y desvanecerse su beneficio para la excluyente narrativa estadounidense aún predominante y en el ejercicio del poder.

La frontera física se replegará con las garitas que retrocederían una veintena de kilómetros, la reducción en 50% de los impuestos en aquella frontera, la recuperación de una noción común de mutua conveniencia comercial generadora de oportunidades de desarrollo y el reavivamiento de un sentido binacional de la seguridad.

El muro ya no es el tema central. La actitud del Gobierno a partir de diciembre transforma el contexto político. Es momento del conjunto de complejidades de Gobierno en la relación bilateral presentada de manera ordenada y con relativa sencillez y una concreción que sería deseable mantener. Al lado del diálogo puntual e inteligente del próximo Presidente de la nación, Andrés Manuel López Obrador, y del futuro canciller, Marcelo Ebrard, se apodera del escenario la reinserción de México en la mesa de la negociación con el hegemon global.
Carece de precedente la ejecutividad inicial en la decisión para tratar los temas de comercio, migración, desarrollo y seguridad tanto del Gobierno entrante como del Gobierno estadounidense liderado por Donald Trump.
Llama la atención el cierre de la comunicación que transparentaron este domingo AMLO y Ebrard: el político tabasqueño acepta el coqueteo para identificar a Trump con el mexicano: “Me anima el hecho de saber que ambos cumplimos lo que decimos y hemos enfrentado la adversidad con éxito”. Más aún: “Conseguimos poner a nuestros votantes y ciudadanos al centro y desplazar al establishment”.

El nuevo régimen predominante ha derrumbado el muro de la incomunicación, la ocurrencia, la incompetencia y la indignidad. Enhorabuena.

@guerrerochipres