El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, viaja hoy a Washington para reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un intento de destensar las relaciones transatlánticas, que atraviesan sus horas más bajas a cuenta de los aranceles comerciales.
Juncker llegará mañana a EU acompañado por su comisaria de Comercio, Cecilia Malsmtröm, para hacer la enésima defensa del comercio libre y justo y entablar un diálogo constructivo, pero sin ninguna oferta concreta de negociación como le gustaría al Gobierno estadounidense.
Desde que Trump llegó a la Casa Blanca, EU se ha convertido en un socio mucho más impredecible para la Unión Europea, pero la confrontación sin precedentes en que se enmarca la visita empezó con la imposición de tarifas a las importaciones europeas de acero y aluminio el 1 de junio.
La UE represalió con sus propios aranceles a productos estadounidenses y, desde entonces, la situación no ha hecho sino empeorar y va camino de convertirse en una guerra comercial que podría ser desastrosa para la economía.
Trump ha amenazado con aplicar un arancel del 25% a las importaciones de vehículos comunitarios, redoblado sus ataques hacia Alemania -su blanco europeo favorito- por su superávit y su relación con Rusia, criticado a la UE por multar a Google y dado una vuelta de tuerca a sus exigencias de mayor gasto en defensa.
El dirigente republicano, que tachó a la UE de “enemigo”, tuiteó hoy mismo: “los países que nos han tratado injustamente en comercio durante años están viniendo todos a Washington a negociar (…) ¡mejor tarde que nunca!”.
Con este telón de fondo, Bruselas insiste en que no habrá ofertas sobre la mesa, aunque desde Alemania crecen las voces que piden negociar para evitar unos aranceles a los coches que le perjudicarían más que a ningún socio, ya que el 28.4% de sus exportaciones a EU son de vehículos.
La UE en su conjunto vende vehículos y piezas por valor de casi 50,000 millones de euros a Estados Unidos, principal destino de estas exportaciones.
La canciller alemana, Angela Merkel, se mostró “abierta” la semana pasada a negociar la reducción de tarifas a los vehículos estadounidenses, pero advirtió de que eso solo es posible con apoyo de toda la UE y no se puede conceder exclusivamente a EU porque violaría las normas de la OMC.
La Confederación de la Industria de Alemania pidió a Trump y Juncker “tirar del freno de mano” para parar la escalada y advertió del perjuicio para EU, algo de lo que también alerta el Fondo Monetario Internacional.
Pero el secretario de Comercio estadounidense, Steven Mnuchin, dejó claro en el G20 de Finanzas que no cree que las tarifas vayan a minar el crecimiento de su país y lanzó una oferta para negociar un acuerdo de libre comercio “sin aranceles”, “justo y recíproco”, entre la UE y EU.
Sin embargo, Bruselas y otras capitales temen que eso sería negociar “con una pistola en la sien”, en palabras del ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, para quien “la guerra comercial ya ha sido declarada”.
Para Juncker, la UE debe conseguir acuerdos “bien sopesados y sin lanzarse en los primeros brazos que nos estrangularían”.
En este clima de desconfianza mutua las expectativas de cara a la visita son bajas y la Comisión prepara ya la respuesta a los eventuales aranceles.
“No hay mucho optimismo con respecto al resultado (…). EU está retando a la UE en varios frentes y seguirá haciéndolo con este presidente”, dice la analista del centro German Marshall Fund Rosa Balfour, quien cree que la CE no convencerá a Trump porque sus intenciones van más allá del comercio.
“Cualquier argumento racional es irrelevante desde su punto de vista. La industria automovilística estadounidense no está a favor de lo que propone, pero él está hablándole a su base electoral y atacando a Alemania”, opinó en declaraciones a Efe.
La estrategia a corto plazo de la UE pasa por aplazar el máximo la imposición de aranceles sin violar sus líneas rojas en comercio, pero el “siguiente paso” debe ser “sacar a Alemania de la línea de fuego”, según esta experta.
El jefe de los socialistas en la Eurocámara, Udo Bullman, resumió en buena medida el temor hoy en Bruselas: “Esperemos que la reunión sea algo más que otra exhibición de la costumbre del presidente de EU de enemistarse con sus amigos”, dijo en un comunicado.
TFA