Rumanía se encuentra en estado de alerta tras propagarse en los últimos meses diferentes focos de peste porcina africana (PPA) en su territorio, una situación que ha obligado a las autoridades a solicitar ayuda financiera a la Unión Europea (UE).
«Rumanía se encuentra en guerra contra la peste porcina en una superficie de casi 1,400 kilómetros en la frontera oriental de la UE», indicó en un comunicado el Ministerio de Agricultura del país balcánico.
«Desde principios de 2018, los brotes se han multiplicado en regiones fronterizas con Ucrania, como la del Delta del Danubio», prosigue la nota.
Las autoridades veterinarias hallaron los primeros brotes en agosto de 2017, pero su número se ha disparado desde junio pasado, cuando se confirmaron nuevos casos sospechosos en localidades próximas a la vecina Bulgaria.
Ese mes se sacrificaron 1,750 cerdos de hogares privados y se comenzó hacer lo mismo con otros 44,580 de una granja comercial en la provincia de Tulcea, al sureste del país, limítrofe con Ucrania, según fuentes del citado ministerio.
El Gobierno ha pedido a la Comisión Europea (CE) que emprenda medidas excepcionales lo antes posible, brindando apoyo financiero a las granjas afectadas por el virus.
«Estas medidas excepcionales incluirán compensación por animales muertos o destruidos por brotes y explotaciones de contacto, pérdidas incurridas como resultado del cese de la producción porcina durante un período específico, productos animales destruidos o pérdidas de los agricultores debido a precios más bajos», precisa el Ministerio.
Ante la propagación de este brote, Bulgaria anunció ayer que ha comenzado a preparar el terreno para construir una valla alambrada en la frontera con Rumanía para frenar la entrada de jabalíes, considerados los responsables de la propagación del virus PPA, informó Agerpres.
Hasta el momento, las autoridades sanitarias búlgaras ya han sacrificado a unos 4,000 animales, con el objetivo, entre otros, de evitar que la UE imponga a Sofía una prohibición de exportar productos lácteos.
TFA