La confianza depositada por la inmensa mayoría de la opinión pública y publicada en AMLO y en su gabinete, si leemos la encuesta mostrada este miércoles por Reforma, es proporcional a la responsabilidad histórica que tiene el futuro Presidente y su equipo de cumplir con lo prometido.
Por si no fueron suficientes los votos, la enorme evidencia contundente, los estudios demoscópicos insisten en los temas prioritarios: comportamiento ético, desarrollo y seguridad.
No podemos dejar de observar que los datos muestrales indican prácticamente una imagen de inversión simétrica respecto de los resultados desaprobatorios tan bajos que obtuvo en el último año Enrique Peña Nieto: 62% respalda a AMLO y ese porcentaje, al menos, reprobaba al Presidente saliente.
En su momento más crítico, algunos estudios reportaban que los negativos en la percepción respecto de Peña ascendían a 80% de la población.
Destaca también que el PRI, el partido del Presidente, tiene exactamente, en negativo, el mismo número que en positivo avala a López Obrador: 62% considera al PRI en lamentable debilidad como partido político de oposición en el tiempo nuevo iniciado el 1 de julio.
De esa dimensión será también la exigencia de una ciudadanía harta de ausencia de resultados.
Para muestra de las expectativas positivas respecto de AMLO, vale mencionar que 35% de la población espera que la corrupción se resuelva, en primerísimo lugar, antes incluso que el tema de la inseguridad, cuyo porcentaje es de 19%.
Destaca que tres de cada 10 mexicanos esperan mejora económica y en el empleo.
En ese contexto de amplia expectativa ciudadana es clave elegir liderazgos con capacidades técnicas, compromiso, lealtad con las fuerzas progresistas y con una visión de futuro que corresponda con demostración de fidelidad al proyecto de Morena como lo es Mario Delgado, quien pudo haber sido jefe de Gobierno, y que para el momento de esta publicación podría haber sido ya nombrado como el coordinador de la bancada más grande que hayan tenido los agrupamientos sociales cercanos y derivados de las izquierdas y sus adhesiones multicolor de los últimos dos años.
Delgado ha sido secretario de Finanzas, Educación, precandidato a la Jefatura de Gobierno en dos ocasiones y senador.
Egresado de la Universidad inglesa de Essex en el periodo en que ocupa uno de los primeros sitios en programas de economía y de Gobierno en Europa continental y en el Reino Unido, Delgado es además un buen comunicador.
Sin competencia ética o actualizada para el cargo, Delgado se ha enfilado firmemente a él después del respaldo de la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, y, por supuesto, de Marcelo Ebrard, quien no solamente será titular de la SRE, sino, de manera adicional, un liderazgo nacional representativo de “los cómos” para atender de manera argumentada y programática los desafíos que la encuesta citada involucra, los cuales, ciertamente, desde el temprano 2013 constituyeron la agenda de Morena.
@guerrerochipres