Las pruebas presentadas por investigadores italianos sobre la presencia de agua líquida en Marte son “convincentes” pero no implican la existencia de vida, aunque sí aumentan las posibilidades de hallarla en forma de microorganismos que, de existir, serían “verdaderos campeones de la resistencia”.
Y es que, aunque se hable de la posibilidad de que en Marte existan condiciones parecidas a las de la Tierra para la formación de vida –agua líquida, compuestos orgánicos y sales-, las características climáticas y/o de salinidad del planeta rojo son extremas, así que si hay microorganismos serían “muy particulares y resistentes”.
Además, de haberlos, su hallazgo se convertiría en “el más importante de la historia de la Humanidad” y tendría implicaciones no solo en la ciencia básica, sino también en filosofía o religión.
Así lo señalaron a EFE los investigadores Víctor Parro y Alberto González Fairén, del Centro español de Astrobiología (CAB), que se dedica a investigar el origen, evolución y presencia de vida en el Universo.
No es la primera vez que la comunidad científica y los medios de comunicación hablan de agua en Marte, pero sí es la primera ocasión en que se publican datos sobre agua líquida y actual, no sobre reductos del pasado, indicó Fairén.
Para el científico, la señal del radar MARSIS de la sonda europea Mars Express que lo ha descubierto “es inconfundible” y “nos dice que en el planeta hay agua líquida“.
No obstante, recalcó Parro, no es una confirmación definitiva, sino “evidencias convincentes” de que puede existir ese lago subterráneo, así que hay que seguir investigando; los dos opinan que es un momento increíble en la exploración planetaria.
Según los datos presentados y publicados ayer en Science, este lago estaría bajo 1.5 kilómetros de hielo, se extendería unos 20 kilómetros y tendría un espesor de solo un metro, pero además sería salado, o no se explicaría que fuese agua líquida visto las temperaturas de entre -20 y -70 grados celsius a la que parece encontrarse.
No hay que pensar en un lago líquido y cristalino como los de la Tierra, sino más bien, coinciden ambos, en salmuera o un lodazal, lo que no resta importancia al descubrimiento, pues cualquier interfase entre partículas de roca o suelo y agua líquida, aunque sean gotas minúsculas, es un hábitat ideal para microorganismos.
“Lo especial de este trabajo es que habla de agua estable, permanente”, resumió Parro.
Con este hallazgo incrementan las posibilidades de encontrar vida en ese planeta que, de existir, tendría que soportar temperaturas extremas y una concentración salina enorme; en la Tierra, se han identificado microorganismos capaces de metabolizar y crecer hasta -20 grados en una salmuera y no se sabe si ese límite se puede rebasar.
¿Como serían entonces los organismos marcianos? De existir serían “muy especializados”, recalca Fairén, adaptados a vivir a gran presión, a muy baja temperatura y con mucha salinidad.
Probablemente no hay ningún microorganismo de la Tierra que pueda vivir así; serían microorganismos que aquí no hay o aún no se han descubierto.
De encontrarla, afirman ambos, se abrirían muchos interrogantes, entre ellos cómo ha llegado allí. Cuando se formaron los planetas estos eran bolas incandescentes y quizás Marte tuvo condiciones de habitabilidad antes que la Tierra porque se enfrío más rápido.
Si esto es así, con el enfriamiento radical del planeta, los microorganismos se pudieron refugiar en los ambientes más propicios del subsuelo.
Otra de las incógnitas a averiguar sería si se trata de una vida independiente a la terrestre -hay teorías que sostienen que hace 3,800 millones de años hubo un bombardeo masivo de meteoritos en Marte y que cierto material pudo saltar a la Tierra- o si se trata de dos génesis distintas.
De ser esto último, podría haber incluso vida en más planetas, fuera de nuestro Sistema Solar.
No obstante, esto es aún ciencia ficción, advierten los dos astrobiólogos, que apuntan que en la actualidad no hay tecnología para llegar al polo sur de Marte y a las profundidades donde se han encontrado estas evidencias, pero sí a otros lugares -trópicos y ecuador- donde han aparecido pruebas de grandes capas de hielo a dos metros bajo la superficie y donde se podrían buscar “pequeños bolsillos” de agua.
Fairén subrayó que localizar vida “nos ayudaría a encontrar nuestro sitio en el Universo” y Parro concluye que “rebajaría un poco la soberbia de la humanidad, a la vez que sería emocionante sentir que no somos los únicos en esta apasionante historia”.
GAC