El libro es una provocación, buscando una nueva narrativa, declaró la periodista Lydia Cacho durante el conversatorio en torno a Ellos Hablan, obra donde aborda el machismo a través de los testimonios de diversos hombres, quienes relatan su infancia y el entorno de violencia que vivieron.
La Biblioteca Vasconcelos abrió los pasillos del recinto para que los actores Tenoch Huerta y José María Yazpik, así como Doris Bessudo y Santiago Baez compartieran sus experiencias sobre el libro que, con excepción de los testimonios del poeta Alberto Ruy Sánchez y el escritor Maruan Antaki, recoge nombres ficticios.
“Los hombres tenemos que sumarnos, entendernos, escucharnos y redefinirnos”, expresó Tenoch Huerta, quien deseó hacer a un lado las actitudes aprendidas que lastiman a terceros, las cuales ya se deben romper.
Sobre un hombre que realizaba el delito de trata de personas, leyó el actor de cine José María Yazpik. A su primera esposa la enamoró, para posteriormente llevarla a Estados Unidos y “allá pedirle que tuviera relaciones sexuales con otros hombres para que pudiéramos vivir bien. Ella si no fuera puta, pues no habría aceptado, ¿no?”.
El personaje del relato, quien después declara que aprendió su lección, refiere “aquí en la cárcel dicen que voy a pasar 20 años, pero si me porto bien, puede que salga antes”.
De un empresario que confiesa a su padre le gustan los hombres, pero como su carrera política estaba preparada, lo casaron a la fuerza, leyó Tenoch Huerta. “Supongo en los años 50 estaba muy mal visto que un hombre que quería ser gobernador y después presidente de México, fuera homosexual”, relata el testimonio.
El protagonista, que cuenta cómo su padre golpeaba a su madre y ella se hacía cargo de la casa, describe “mientras papá ha vivido la mayor parte de su vida en la Ciudad de México en el Senado, Cámara de Diputados, y otros puestos importantes como Secretarías de Estado y demás”.
“Nos decía putos o niñitas, nos golpeaba por equivocarnos o por no responder como él esperaba”, añadió el actor sobre el personaje y sus dos hermanos.
El empresario, quien declara estar “emocionalmente más cerca de las mujeres, pero más seguro entre hombres”, aclara que si se debe etiquetar de alguna manera, sería como un Don Juan.
“Sé enamorarlas pero me aburro muy rápido. Soy, como ya dije, un empresario exitoso y mi vida privada es eso, privada”, concluyó la historia el actor.
Sobre las experiencias de la lectura, el propio Tenoch Huerta dijo que le resultó reveladora y tranquilizadora, al saber que con la bibliografía incluida hay una alternativa y otra manera de construirse como hombres.
“Yo de niño fui buleado, muy buleado desde chavito, principalmente de mis vecinos. Yo vengo de un hogar muy amoroso, al ser de carácter más dulce y sensible, era blanco de burlas, golpes y malos tratos, tuve que aprender a parecer un hombre como esos, sin llegar al extremo humillar a otras personas”, compartió.
Por su parte, José María Yazpik reconoció que le ayudó a contextualizar y entender de dónde viene el machismo, además de encontrarlo como un espejo, donde “veo lo difícil que es no caer en los errores en los que caen casi todos los hombres. Es un trabajo que hay qué hacer diario, todo el tiempo”.
No sólo los hombres deben aprender sobre el machismo, sino también las mujeres, recordó Doris Bessudo al recuperar el término “hembrista”, que aborda el libro. “Aunque me creo feminista, en muchos aspectos era hembrista, facilitaba ciertos comportamientos, si en algún tema yo sabía más que mi marido, no le iba decir, no lo quería ofender”.
Al final del libro, compartió la autora Lydia Cacho, se incluye una serie de test sobre qué tan macho o hembrista se es. “La mayoría de hombres me han dicho que quieren llenar el test, cada que lo hacen, no se atreven a terminarlo”.
LEG