Como si fuera hacendado de horca y cuchillo –que reparte migajas entre el pueblo bueno-, el electo Presidente alza la diestra en señal de perdón y decreta: “Borrón y cuenta nueva”.
La bondad presidencial alcanza a miles de tramposos que, por años, saquearon el dinero público a través del no pago de la energía eléctrica que consumen; saqueo calculado en 43 mil millones de pesos, dos veces el quebranto de la empresa.
Dicho de otro modo, el nuevo Presidente propone otro Fobaproa a costillas de los contribuyentes que trabajan incansables y cumplidores con su responsabilidad de pagar los servicios públicos que consumen.
¡Y que se chinguen esos mexicanos trabajadores y responsables…! Y que el populista gobierno de Obrador convierte en deuda pública la deuda privada de miles de tramposos, gandallas y oportunistas.
Sin embargo, lo que no ve y menos entiende el Presidente electo es que el cargo de mandatario no es un regalo -ciudadano- para que se adueñe de los bienes de la nación.
No, el mandato presidencial es una orden de los mandantes -los ciudadanos-, quienes según la Constitución son depositarios únicos del poder. “El poder dimana del pueblo”, dice la Carta Magna.
Visto de otra manera, el Presidente electo no entiende que los ciudadanos -en tanto mandantes- contrataron a López Obrador para administrar de la mejor manera los bienes de todos, no para el despilfarro a favor de mexicanos que defraudan a todos, al negarse a pagar el costo de la energía eléctrica que consumen.
Y es que cuando el Presidente electo promete borrón y cuenta nueva a los deudos de energía, en realidad lo que propone es apropiarse de lo que no es suyo –hacer pública la deuda privada de la CFE- y solapar crímenes como el saqueo del dinero público mediante el no pago de servicios públicos de energía eléctrica.
¿Y qué pasará con millones de mexicanos que, de manera responsable, con trabajo y esfuerzos pagan la luz, impuestos, multas, el costo de todos los servicios y el aparato del Estado?
Está claro el mensaje de AMLO; perdón a los tramposos y vividores –para los que creará un nuevo Fobaproa-, ¡y que se chinguen los que trabajan, que cumplidos y puntuales pagan su consumo de energía eléctrica!
No, Presidente, no regale lo que no es suyo; no fue electo para convertir en deuda de todos la deuda de un puño de particulares rapaces y tramposos.
¿Olvida, Presidente, que en su libro Fobaproa, expediente abierto retrató un país de complicidades e impunidad, en donde el PRI rescataba a tramposos –como Alfonso Romo- y saqueadores del dinero público para beneficiar a los poderosos?
¿Olvida que el Fobaproa fue un engaño ciudadano para convertir en deuda pública la deuda privada de los que saquean los bienes de la nación?
¿Olvida, Presidente, que no puede regalar lo que no es suyo, como regaló la Plaza Mariana a Norberto Rivera?
No olvide, Presidente, que fue electo para respetar y hacer respetar la Constitución, no para violarla.
Al tiempo.