El diálogo en Nicaragua puede darse, pero no a través de supuestos “mediadores” que desde hace 10 años están contra este gobierno y son partidarios de la oposición, afirma Edén Pastora, el “Comandante Cero”, quien reitera que “si el accionar del actual gobierno de Daniel Ortega fuese como la prensa internacional asegura, a mis 82 años yo estaría a la cabeza de un ejército, luchando contra él. Pero no es así, y por eso lo defiendo”, asegura en esta entrevista
Alberto Carbot/II y última
Edén Pastora Gómez –el legendario Comandante Cero nicaragüense, cuyos posters en los años 80s rivalizaron en popularidad con los del Papa Juan Pablo II, durante la lucha contra el gobierno de Anastasio Somoza,-, asegura que “en su momento, con el fusil en mano, desde el Sur del país yo combatí a la madre de todas las dictaduras”.
El dirigente sandinista nació en Ciudad Darío, departamento de Matagalpa, el 22 de enero de 1937. Hijo de Pánfilo Pastora, un campesino de mentalidad conservadora, y Elsi Gómez, una artesana y costurera, lleva en su formación los genes jesuitas de Fernando Guardia, su tutor en el Colegio Centroamericano de Granada, la tercera ciudad más importante de Nicaragua, llamada también La Gran Sultana por su apariencia morisca y andaluza.
En entrevista con 24 HORAS reconoce que las imágenes de violencia que han saturado la redes y los medios de comunicación a nivel internacional, “forman parte de la red de manipulación del Imperio y de sus aliados en el país” para desprestigiar al gobierno de Daniel Ortega, cuya crisis dio comienzo el pasado 18 de abril, con concurridas manifestaciones que reclamaron las reformas propuestas a la ley de seguridad social. Estas planteaban un incremento en el aporte de los trabajadores y de las empresas, y disminución del 5 por ciento en las futuras pensiones a los jubilados.
Las modificaciones fueron descartadas 4 días después, pero luego los reclamos se volcaron para exigir la renuncia del presidente y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Ortega llegó al poder en 1979 como uno de los 9 comandantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que luchó para derrocar a Anastasio Somoza.
En 1985 asumió el poder constitucional y su administración concluyó en 1990. Dejó el poder en manos de Violeta Barrios de Chamorro (Unión Nacional Opositora, 1990-1997), a quien relevó Arnoldo Alemán (Liberal-Constitucional, 1997-2002). Enrique Bolaños Geyer (Liberal-Constitucional, 2002-2007) cedió el poder a Daniel Ortega, quien volvió al gobierno por la vía electoral en 2007 y desde entonces se ha reelegido sucesivamente.
El pasado 7 de junio, los Obispos que conformaban una comisión mediadora, propusieron al gobierno organizar elecciones anticipadas en marzo de 2019, propuesta que fue rechazada por Daniel Ortega. El pasado 13 y 14 de julio, fuerzas progubernamentales detuvieron a más de 200 estudiantes parapetados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y en una iglesia. Dos días más tarde, 13 países de América Latina –México incluido-, la ONU y el gobierno de Estados Unidos, demandaron el fin de la represión, que ha provocado más de 280 víctimas.
-¿Puede decirse que la situación ya fue superada?
– Tenemos casi 15 días de haber superado los bloqueos y las barricadas, es decir, el secuestro de los nicaragüenses en su propio país, a manos de la oposición patrocinada por el Imperialismo estadounidense y algunos obispos aliados a los intereses de la derecha. Sin embargo, todavía algunos de ellos siguen tratando de generar violencia, porque saben que a un gobierno de izquierda -que está haciendo un gobierno en libertad y democracia-, le conviene la paz para poder trabajar y desarrollar a este país. Por eso ellos no quieren ni diálogo, ni paz.
Nosotros sí queremos el diálogo, pero no a través de supuestos mediadores que desde hace 10 años están contra este gobierno, y más que mediadores, son partidarios de la oposición. Por ello resulta inadmisible que obispos al servicio de la oposición y del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), desde los púlpitos de las iglesias pregonen la violencia y pudieran ser mediadores.
El gobierno accedió que viniera la Corte Internacional de Justicia y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en sólo 3 días realizó un estudio de la grave problemática. Sin embargo Estados Unidos se pasó 3 meses presionando a los gobiernos de América Latina para que condenaran a Nicaragua por lo que se decía en la prensa. Es el estilo de la política Imperial, y de apenas un sector del Imperio” subraya.
En lo personal Edén Pastora se dice satisfecho de lo que ha logrado a lo largo de su vida y haber alcanzado “la gran autoridad moral y política y el prestigio que pocos tienen, así como el inmenso cariño y admiración de mi gente. Con frecuencia, cuando camino por la calle, me dicen palabras que son más que todas las condecoraciones o los títulos para mí”.
A nivel local, según su punto de vista, ¿quiénes sostienen en Nicaragua el movimiento opositor?
– El Movimiento Renovador Sandinista y los ex sandinistas; la empresa privada y la Iglesia católica mediante algunos obispos -aunque hay obispos buenos y sacerdotes buenos, que yo respeto-, pero muchos otros parece que están inspirados por Satanás.
Hay obispos cristianos, como René Sándigo, de Chontales; el obispo de la Diócesis de León, monseñor Cesar Bosco Vivas, pero también satánicos como Juan Abelardo Mata, obispo de Estelí y ex presidente de la Conferencia Episcopal y el obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez. El cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, un hombre muy bueno y de gran prestigio, desafortunadamente se halla copado por la influencia de los obispos que desde toda su vida han sido antisandinistas.
También están las ONGs financiadas por sus similares estadounidenses, sobre todo por los cubanos nacidos en EU y que hoy son Senadores y Congresistas y que nos odian a los sandinistas, por las relaciones que mantuvimos con los cubanos al inicio de la Revolución”
Y siempre hay traidores aquí, vendepatrias o regalapatrias, que pasaron de una extrema izquierda a la extrema derecha. Los extremistas de siempre como Dora María Téllez, Hugo Torres, Víctor Hugo Tinoco, Luis Carrión, Henry Ruiz y Jaime Willock, que en los 80s eran ultraizquierdistas y que por ello echaron a perder la más bella de las revoluciones. Ellos -que debían haber hecho la gran Revolución en los 80-, se volvieron contrarrevolucionarios y se refugiaron a la derecha, aliándose con la empresa privada y el clero más recalcitrante.
Y no soy yo solamente quien lo considera así; somos millones de nicaragüenses los que piensan igual. Lo que ocurre es que ustedes no ven las concentraciones que hacemos los sandinistas. Ahí están la celebración del repliegue a Masaya –que conmemora la acción táctica que comenzó el 27 de junio de 1979 contra Anastasio Somoza-, la gigantesca celebración del 19 de julio y las masivas concentraciones de todo un pueblo que apoya a su gobierno; eso no lo comentan internacionalmente.
Daniel Ortega pregona la paz y quiere el diálogo. Pero para que haya diálogo y paz, se precisa que lo quiera la oposición y el gobierno. Sin embargo la oposición radical -la de los comunistas de los 80-, no quiere el diálogo ni la paz, puesto que en la paz, nosotros los auténticos sandinistas, salimos ganando, porque construimos, desarrollamos, resolvemos problemas y eso nos da prestigio.
Vea la gran paradoja: hasta hace 3 meses éramos el gobierno ejemplar de la región: la ONU decía que teníamos la mejor policía; la más baja drogadicción y uno de los menores índices de violencia de América Latina. La paz y seguridad de Nicaragua era comentada a nivel internacional; desarrollamos el turismo a grado tal que incluso le estábamos quitando visitantes a Costa Rica. Sólo se oían bellezas de nosotros.
Luego de las protestas, nos mataron a 27 policías e hirieron a casi 200 más e incluso nos mataron a 50 partidarios del gobierno. Los sitiaron en sus casas y los quemaron vivos dentro; increíbles barbaridades. Pero los organismos internacionales presionaron al presidente Daniel Ortega para que replegara a la policía.
Así lo hizo y Nicaragua quedó casi 2 meses en manos de terroristas, de la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado; de las atrocidades de estos terroristas, haciendo bloqueos y barricadas para secuestrar a nuestros partidarios… No hubo necesidad de sacar el Ejército porque la policía y la policía voluntaria arreglaron la problemática.
Aquí se ha puesto de manifiesto la voluntad de todo un país. Y para concluir, tenga absoluta seguridad de que si el accionar del actual gobierno de Daniel Ortega fuese como la prensa internacional asegura, a mis 82 años yo estaría a la cabeza de un ejército, y derrotaríamos a este gobierno. Pero no es así, y por eso lo defiendo”, dice. Luego puntualiza:
Mi opinión tiene autoridad moral, porque fui sandinista y moriré sandinista y revolucionario y a mí no me pueden tachar de ladrón, traidor o corrupto, y puedo decir que siempre he sido consecuente con mis actos
“No se les olvide que en su momento, con el fusil en mano, desde el Sur del país yo combatí a la madre de todas las dictaduras. Pero hoy no es así, y por eso defiendo lo que con grandes sacrificios y mucho esfuerzo se ha logrado en estos últimos 11 años”, finaliza el legendario comandante sandinista.
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