Foto: Especial La propuesta estética del grafiti se sostiene en la imitación de cánones y estilos muy repetidos, copias directas de los grafitis norteamericanos: Lésper  

Con un acalorado debate, la crítica de arte Avelina Lésper, el artista plástico Eblem Santana y el grafitero Guillermo Heredia S.R. Niuk, tuvieron un diálogo público sobre el grafiti como lenguaje artístico y sus implicaciones estéticas, culturales y sociales.

“¡Avelina Lésper me la pelas!”, fue el grafiti que detonó el debate que tuvo como escenario el Museo de la Ciudad de México. En días pasados, la especialista encontró el dibujo en la calle 4 Poniente, esquina con Periférico Sur, en respuesta a declaraciones suyas donde definía el grafiti como parte de “actos vandálicos de subnormales y subpensantes”.

Sobre la falta de nivel de ejecución, innovación, y rebeldía, se refirió Lésper, al asegurar que “la propuesta estética del grafiti se sostiene en la imitación de cánones y estilos muy repetidos, copias directas de los grafitis norteamericanos”.

Como una libertad creativa que no existe y con personajes que representan una inmediatez estática, sentenció que “están domesticados por el sistema”.

El grafitero capitalino Guillermo Heredia S.R. Niuk consideró que esta manifestación artística no necesita el reconocimiento de nadie, y compartió lo que es este tipo de expresión.

“Decir grafiti es decir pintura o dibujo, el dibujo es arte, depende quién lo haga y el contexto, no podemos generalizar con simplemente decir ‘el arte es hecho por gente inteligente o gente tonta”, manifestó Heredia.

Por su parte, el artista plástico Eblem Santana sugirió que se puede entender el grafiti desde varias perspectivas y ninguna de ellas es verdad ni mentira, “solamente coexisten entre sí. ¿Por qué el grafiti se tiene que relacionar directamente con el arte?, son dos formas distintas de manejar la imagen. El grafiti funciona como una forma de comunicar”, consideró Santana.

LEG