Lo primero que debemos entender, en la exoneración de la profesora Gordillo, es que no se trata de una casualidad, sino de una causalidad.
Es decir, el electo Presidente ya gravita en todas las decisiones legales y políticas –las más importantes-, como liberar de toda culpa a Elba Esther. Para ello se valió de la influencia de su amiga Olga Sánchez Cordero, futura titular de la Segob.
Lo segundo a entender es que –a pesar de la clase política “chaira”- asistimos a una decisión política y al pago de facturas. ¿Cuánto influyeron y/o pagaron la profesora y su familia a Morena para lograr la victoria de AMLO?
¡El tamaño del sapo es del tamaño y la rapidez de la exoneración!
Lo tercero es que tenemos un Sistema Judicial no sólo “de plastilina”, sino podrido. ¿Por qué? Porque a semanas del cambio en los vientos del poder, la justicia fue “pronta y expedita”. ¡El primer milagro del Mesías!
Lo cuarto –y más importante- es que si bien el sistema de impartición de justicia puede estar podrido, pudo tener muchas fallas y hasta convertir en “chivo expiatorio” a la señora Gordillo; lo cierto es que nada perdona las raterías de Gordillo por décadas, el despojo del patrimonio sindical y la aniquilación de la calidad educativa, convertida en el peor fardo del Estado.
Lo quinto es que hoy todos –partidos y líderes- olvidan que Gordillo fue llevada a prisión porque todos –a la firma del Pacto por México- pidieron que fuera echada del paraíso. Sin esa decisión política, no habría Pacto ni reformas estructurales.
Lo sexto es que el naciente gobierno de Obrador, apenas en gestación, confirma que es realidad el perdón a los pillos de un sistema político podrido y contra el que votaron 30 millones de incautos.
Lo séptimo es que con la exoneración de Gordillo –operada por la futura titular de Gobernación para exaltar el hecho justo el día en que AMLO es Presidente electo- sigue imparable el perdón a lo peor de una clase política identificada como sinónimo del PRI y que hoy se llama Morena.
Y cobra sentido la alianza de las gemelas perversas motejadas como PRI-Mor; lo más viejo del PRI convertido en Morena.
Lo octavo que debemos entender es que no termina el perdón de lo peor del viejo PRI. Ya fueron perdonados y rehabilitados pillos como Manuel Bartlett, René Bejarano, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Javier Jiménez Espriú, Esteban Moctezuma, Alfonso Romo y Alfonso Durazo, Juan Ramón de la Fuente, Nestora Salgado, Napoleón Gómez Urrutia y la señora Gordillo.
Lo noveno es preguntar: ¿quién sigue, de una larga lista de pillos del viejo sistema? ¿Quién más será exonerado y rehabilitado? ¿Acaso mañana veremos amnistiado al líder del sindicato petrolero…?
Y lo último –la décima reflexión- tiene que ver con la confirmación de que el gobierno del cambio, el que haría historia, en realidad cambia, pero para volver a lo peor del viejo PRI y hacer historia en la rehabilitación de lo más corrupto de la clase política.
¿Por eso y para eso votaron 30 millones de mexicanos? ¿Se arrepienten?
Al tiempo.