A una semana de que los niños regresen a la escuela, la ciudad de Zacatecas, a poco más de 600 kilómetros de la Ciudad de México, es una de las mejores opciones para aquellos que aún no han salido de vacaciones.
En la antigua ciudad colonial (cuyo Centro Histórico fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1993), fundada cerca de las minas de oro y plata, las autoridades han diseñado diferentes temáticas para disfrutar de la capital, dentro de las cuales se pueden desarrollarse hasta 40 actividades distintas.
Entre ellas se encuentran las clásicas visitas a museos y recorridos por el Centro Histórico, cuya oferta es amplia, diversa y entretenida, pero también hay paseos en bicicleta por la ciudad o en cuatrimoto dentro de una mina.
Mención aparte merece el grupo teatral a cargo de Las Leyendas con el Diablo, cuyo variado y entretenido repertorio de representaciones prácticamente obliga a asistir más de una vez.
Obligada también es la visita a la mina El Edén, un lugar con varios niveles a lo largo de 300 metros de profundidad que además de tiendas y museo, posee el único club nocturno en el mundo al interior de una mina.
Dentro del impulso que le ha dado el Gobierno estatal al turismo, el reacondicionamiento del teleférico también ha sido fundamental; fue reabierto este año y ahora cuenta con siete carros, uno de ellos con piso transparente, que en un recorrido de aproximadamente cuatro minutos lleva a los visitantes a las faldas del cerro de La Bufa, sitio turístico con un santuario, museo y mausoleo.
Comida y hospedaje
La ciudad cuenta con varios hoteles, pequeños de tan solo ocho a once cuartos, y otros de hasta 244 habitaciones. De entre ellos destacan dos alojamientos de cinco estrellas: el Quinta Real, el único en el mundo instalado en una antigua plaza de toros, y el Mesón de Jobito, creado a partir de una vecindad zacatecana de finales del siglo XVIII; ambos respetaron en la medida de lo posible la arquitectura original del lugar para crear dos de los hoteles más bonitos de Zacatecas.
En cuanto a la oferta gastronómica, la capital del estado cuenta con varios restaurantes donde se ha desarrollado auténtica comida de autor, no necesariamente ligada al lujo y sofisticación.
El restaurante Los Jorges tiene 30 años funcionando, es atendido por la segunda generación de sus dueños y el platillo principal es un chamorro enchilado con una mezcla artesanal creada por el primer propietario del lugar.
El menú de El Itacate (un pequeño lugar atendido por la familia Fernández Castro), tiene como respaldo varios premios gastronómicos, uno de ellos por el Tamal Cantera, bautizado así en honor a la piedra rosa, el elemento principal en la arquitectura de Zacatecas.
En ese lugar es indispensable tomar de aperitivo un mentiroso, probar la salsa de cacahuate, el agua de obispo y el famoso asado de boda, que es el plato típico de esa región.
Zacatecas apuesta fuerte al turismo para deslumbrar al visitante, ya no con oro y plata, sino con tradiciones, leyendas, gastronomía, cultura, diversión y la arquitectura espléndida de la ciudad.
fahl