Una inédita y violenta manifestación en contra de migrantes nicaragüenses ha encendido las alarmas en Costa Rica, un país en el que al menos el 8 por ciento de su población es inmigrantes y que históricamente ha dado asistencia a personas que huyen de sus países.
Las redes sociales se convirtieron en el canal para convocar el sábado a una manifestación que se hacía llamar “pacífica” y “nacionalista” y que pretendía “recuperar” y plantar una bandera de Costa Rica en el parque La Merced, un sitio de reunión de nicaragüenses en el centro de San José.
La manifestación, que pocos esperaban tuviera el apoyo de los cientos de personas que se sumaron, acabó en disturbios, insultos y agresiones hacia los nicaragüenses, además de dejar un saldo de 44 detenidos y el decomiso de bombas molotov, machetes y cuchillos.
Entre los detenidos hay personas que profesan la ideología nazi, anarquistas y miembros de las violentas barras de fútbol, pero no se ha identificado a algún grupo o persona en particular a la que se le atribuya la organización.
Con los flujos migratorios que se están presentando debido a la crisis que vive Nicaragua desde abril y tras el asesinato de una turista española el pasado 4 de agosto, aparentemente a manos de un nicaragüense indocumentado, se exacerbaron los comentarios xenofóbicos en redes sociales.
Un gran número de noticias falsas que circulan en redes acerca de crímenes cometidos por extranjeros y hasta de invasiones de militares y paramilitares, también fueron parte del caldo de cultivo.
Basta con mirar los comentarios de los lectores a cualquier noticia de los medios sobre migración, sucesos o alguna transmisión en redes del presidente Carlos Alvarado, para corroborar la existencia de una ola xenofóbica que exige la salida de los nicaragüenses del país y el cierre de fronteras.
La crisis sociopolítica que vive Nicaragua desde hace cuatro meses por las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega, ha causado un flujo migratorio importante hacia Costa Rica, cuya magnitud nadie ha cuantificado con precisión.
El único dato tangible es el trámite de al menos 20.000 solicitudes de refugio, aunque el Gobierno costarricense afirma que el 80 por ciento corresponde a nicaragüenses que vivían en Costa Rica de manera irregular desde antes de la crisis y que pretenden regularizar su situación migratoria.
Los flujos migratorios de nicaragüenses hacia Costa Rica son de larga data. Miles salieron de su país en la época de la dictadura de Anastasio Somoza y en la guerra de la década de 1980, una migración que se ha mantenido constantes debido a la pobreza y falta de empleos.
En Costa Rica, un país de 4.9 millones de habitantes, los datos oficiales indican que viven unos 400 mil nicaragüenses, pero organizaciones no gubernamentales calcular que son muchos más.
La manifestación xenofóbica de este sábado, en el que se escuchó a personas decir que no hay trabajo, ayudas sociales ni atención médica para los costarricenses por culpa de los nicaragüenses, ha encendido las alarmas de las autoridades y ha sido condenada por organizaciones como la ONU.
“Condenamos contundentemente toda violencia que afecte a civiles y expresamos nuestro apoyo al Estado Costarricense en su actuar contra cualquier grupo que ponga en peligro la paz social del país con expresiones o actos de violencia y xenofobia”, dijo en un comunicado la representante del Sistema de Naciones Unidas en Costa Rica, Alice Shackelford.
La Defensoría de los Habitantes instó al Gobierno a solicitar ayuda internacional para atender los flujos migratorios ante la “incapacidad institucional” para resolver con agilidad los trámites y brindar atención humanitaria.
Costa Rica, que no tiene ejército desde 1948, ha sido históricamente un sitio de refugio y asistencia a inmigrantes, no solo nicaragüenses, sino otros como los chilenos durante la dictadura de Augusto Pinochet y los colombianos durante el conflicto armado interno.
Más recientemente Costa Rica ha recibido flujos de venezolanos, cubanos, haitianos, africanos y centroamericanos que huyen de las pandillas. En total, en este país hay al menos 4.500 personas con estatus de refugiado.
En 2016 Costa Rica atendió a más de 30.000 cubanos, haitianos y africanos irregulares que quedaron varados por meses en este país debido a que el Gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua les impidió el paso por territorio nicaragüense en su ruta hacia Estados Unidos.
Sin embargo, no es hasta ahora que la xenofobia y el racismo que se aprecia en redes sociales se materializa en una protesta en las calles y en hechos de violencia.
El Gobierno ha condenado las expresiones de odio hacia los inmigrantes y está previsto que el presidente Carlos Alvarado se dirija hoy al país para referirse a este tema.
aarl