Se equivoca, de cabo a rabo, quien imagina, supone o cree que la profesora Elba Esther Gordillo regresará por sus fueros; falla quien cree que regresará al poder absoluto del magisterio.

Es decir, resulta ingenuo suponer que el presidente López permitirá que en su gobierno “crezcan los enanos” y le arrebaten una porción del poder, por pequeño que resulte ese poder.

Y es que sólo quien no conoce al presidente López –la historia muestra que no respeta la palabra empeñada- puede suponer que es capaz de compartir la silla principal, el poder en un partido, en un gobierno o puede convidar el poder a quien hace no muchos años motejaba como el ejemplo vivo de la mafia del poder.

Y si dudan que el nuevo Presidente mantendrá a raya a la profesora Gordillo, basta recordar que en ninguna de las dos apariciones públicas de la otrora poderosa lideresa –ayer lunes y el día que la exoneraron-, el presidente López y sus estrategas se llevaron la nota.

La exoneraron cuando AMLO fue declarado Presidente electo y reapareció en medios cuando arrancó la transición, en medio del abrazo entre Peña y AMLO. Es decir, los Presidentes saliente y electo dieron un golpe mediático mayor al impacto que produjo en medios la reaparición de Gordillo.

Dicho de otro modo, “la profesora” y su familia deberán entender que la deuda del nuevo Gobierno con la ex lideresa ya fue pagada –con su liberación-, y que de ahora en adelante tanto el SNTE como la CNTE tendrán líderes a modo con el nuevo Gobierno; no serán las viejas dirigencias sindicales.

Por eso, a nadie debe preocupar el regreso de la profesora Gordillo –quien a ciencia cierta nunca estuvo en prisión, sino en hospitales y espacios especiales-, ya que la antaño jefa del magisterio nada podrá hacer contra la reforma educativa.

¿Y por qué –en rigor- nadie debe temer a la profesora Gordillo…?
Porque si Peña Nieto fue capaz de quitarla del camino en los últimos cinco años, el nuevo Presidente será capaz de mucho más. Y eso lo sabe la señora Gordillo.

Lo cuestionable del tema, en todo caso, es la penosa sumisión de medios, periodistas, intelectuales y críticos del sindicalismo educativo y de la mismísima señora Gordillo.

¿Cuántos “profundos” reportajes, “sesudos” ensayos y hasta películas se presentaron contra la mafiosa lideresa del sindicato educativo.

Muy pronto, los medios oficialistas –La Jornada y Proceso- harán el trabajo sucio contra la señora Gordillo –como hoy lo hacen contra los críticos del presidente López-, y marcarán la línea que hará la diferencia entre el gobierno de López y la señora Gordillo.

Lo cierto es que la reforma educativa –igual que el NAIM- será un señuelo engañabobos. Es decir, será sometida a una impostora consulta popular para justificar otra promesa de campaña incapaz de cumplir.

Y es que la promesa del presidente López a los empresarios más influyentes del país es respetar la reforma educativa, respetar el nuevo aeropuerto, respetar la reforma energética… ¿Lo dudan?

Al tiempo.