El ex nuncio en Estados Unidos, Carlo Maria Viganò, de 77 años, pidió ayer la renuncia del papa Francisco al asegurar que conocía desde junio de 2013 las acusaciones de abusos sexuales sobre el cardenal Theodore McCarrick, quien fue sancionado en junio pasado por el pontífice.
El arzobispo Viganò escribió una extensa carta de 11 páginas que fue publicada ayer por varios medios, en la que el prelado además acusa a otros miembros de la Curia de formar una “lobby gay” y encubrir las acusaciones contra el cardenal estadounidense.
La carta se basa en acusaciones personales y el prelado no aporta ninguna documentación o prueba de estas.
El exembajador vaticano escribe que Francisco conoció el caso el 23 de junio de 2013 porque él mismo se lo comunicó “y siguió encubriendo al cardenal exarzobispo de Washington, McCarrick”.
El pasado junio, McCarrrick, de 88 años, fue apartado del colegio cardenalicio y el papa argentino “dispuso su suspensión en el ejercicio de cualquier ministerio público, así como la obligación de que permanezca en una casa que le será asignada para una vida de oración y penitencia”.
El documento, con fecha del 22 de agosto, fue publicado ayer mientras el papa se encontraba en Dublín, para el Encuentro Mundial de las Familias y después de que Francisco haya calificado de “crímenes repugnantes” los abusos sexuales cometidos por el clero en Irlanda y admitido el “fracaso” de la Iglesia.
Francisco evitó comentar la denuncia en su contra lanzada por Viganò, al ser cuestionado sobre la carta.
“No diré una sola palabra sobre esto”, precisó el Papa durante una conferencia de prensa que brindó a periodistas de todo el mundo, a bordo del avión papal que lo condujo de Dublín a Roma tras su visita apostólica de dos días a Irlanda.
En su respuesta, el pontífice reconoció haber leído el documento la mañana del domingo pero rechazó pronunciarse, recomendando a los periodistas que lo lean atentamente y se formen un juicio personal.
Antes de abandonar Irlanda, Francisco pidió perdón por todos los ataques y las violencias que debieron padecer miles de personas en ese país.
Al inicio de la misa conclusiva del IX Encuentro Mundial de las Familias que celebró ante miles de personas en el Phoenix Park de Dublín, el líder católico tomó la palabra y leyó un texto redactado tras la petición que le hicieron, la víspera, ocho víctimas de abusos.
LEG