Hace prácticamente dos años, Donald Trump pisó suelo mexicano en su calidad de candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos.
Esta visita le costó muy caro políticamente al presidente Enrique Peña Nieto, porque fue prácticamente unánime el veredicto de que había sido un error político el traer a nuestro territorio a un personaje que había denostado de forma tan clara a nuestro país y a nuestra gente.
Muchos llegaron a decir que era un error histórico, que la visita a México le había dado el triunfo electoral a Trump. Más allá de las reacciones histéricas que ya calentaban las campañas electorales que venían en México, lo cierto es que generó una crisis política a Peña Nieto, quien tuvo que dejar ir a su secretario de Hacienda.
Y lo que son las cosas, tuvieron que pasar dos años para revaluar los alcances de esa visita y de esa relación entre los integrantes del Gobierno mexicano y la administración de Donald Trump.
Es un hecho, Trump siempre tendrá animadversión a México y a los mexicanos. Pero la relación entre el ahora secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y el yerno y asesor del mandatario de Estados Unidos, Jared Kushner, permitió que este personaje no destruyera el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Claro que esa misma relación entre Videgaray y Kushner fue lo que puso a Donald Trump en Los Pinos.
Sabemos que al inicio de su administración, Trump contemplaba denunciar el TLCAN, que es el paso que contempla el propio acuerdo para terminar con él. Pero su yerno logró ganar tiempo para evitar esa muerte súbita del pacto.
Con el tiempo, los sectores productivos relacionados con el libre comercio se manifestaron a favor del acuerdo comercial. Fue tal la presión que se logró, que hace un año Trump accediera a iniciar un proceso de renegociación.
La relación entre Luis Videgaray y Jared Kushner ha sido clave para lo que ahora se ha anunciado como un triunfo en las pláticas entre México y Estados Unidos, tanto como fue determinante para aquella desastrosa visita.
Ese picaporte de México en la Casa Blanca debe ser considerado como el secreto de lo que ayer se anunció con tanta euforia. Sin el vínculo Videgaray-Kushner parece muy difícil que Trump se pudiera mantener en sus cabales en la relación con México.
Hay que tener claro que el avance logrado hasta hoy es todavía mínimo comparado con todo lo que tiene que ocurrir esta misma semana y en los meses por venir para realmente poder hablar de un éxito negociador del TLCAN.
Sin embargo, quitarle el corchete de la ira de Trump al acuerdo implica de facto un avance de 80% en el proceso.
La parte técnica es lo de menos, ya que el primer reto inmediato es que Canadá se sume a los temas alcanzados de manera bilateral entre México y Estados Unidos. Y lo que sigue, que no es poca cosa, es que el Congreso estadounidense lo apruebe.