Por segunda vez caerá más rápido un hablador que un cojo.

La metáfora es del propio Ricardo Ferretti, quien al tomar interinamente a la selección mexicana en 2015, recordaba una de sus declaraciones más sonadas: que prefería ser barrendero que seleccionador nacional.

Su negativa a comprometerse con el Tri de forma permanente es sólo equiparable a su disposición a hacerlo de manera provisional; por segunda vez sacará de apuros a un organismo que alarga lo más posible la elección de su director técnico; acaso porque a quienes pretende no pueden o no quieren, acaso porque la federación ni siquiera sabe a bien lo que quiere, acaso porque cada directivo quiere algo diferente, pero ese puesto continuará vacante un rato más.

¿Por qué Ferretti no ha aceptado asumir el cargo con miras a una Copa del Mundo? Por incompatibilidad natural.

Para que el apodado Tuca diera el sí, tendría que recibir un margen de maniobra inexistente hoy: en planeación, en autonomía, en priorización de lo deportivo por encima de lo comercial, en poder, incluso en la maniquea relación con los medios. No es exagerado decir que tan complicado como que el entrenador tigre se adapte a ese banquillo, es que el conjunto mexicano se adapte a él.

Lo curioso es que, lejos de marginarle de toda lista de candidatos, eso le mantiene como el más constante en la última década (consideremos que la declaración del barrendero, corresponde al ya lejano 2008). Señal de que en el fondo la Femexfut sí sabe lo que desea, pero no está dispuesta a cambiar o evolucionar para tenerlo. Es decir, que más fuerte y pronta que la caída del hablador, es la del que sabe lo que necesita más no admite hacer los sacrificios requeridos para conseguirlo.

Continuará una búsqueda más basada en nombres que en estilo o proyecto. Así como si se enumeran los últimos seleccionadores nacionales se verá lo poco que tienen en común, no se parecen demasiado las alternativas hoy abiertas para encabezar el camino hacia Qatar 2022.

En cuanto al Tuca, seguirá siendo una especie de defensor del sentido común en nuestro futbol. Y parte de ese sentido común le dicta que no existen las condiciones para comprometerse con el Tri para los próximos cuatro años. Regla confirmada por la excepción de ese interinato, que no quita coherencia al entrenador, sino todo lo contrario.
Twitter/albertolati

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