Roger Federer nunca ha fallado a su cita de segunda ronda en el US Open. Desde su primera participación en la edición de 2000, el suizo siempre se las ingenió para ganar su estreno en el torneo.
Y este martes no hubo excepción. Necesitó apenas de una hora y 52 minutos para batir al japonés Yoshihito Nishioka con parciales de 6-2, 6-2, 6-4, y para quedar con récord de 18-0 en primeras rondas del Grand Slam estadounidense.
En esta edición se están cumpliendo 10 años del último título de su Majestad en el torneo. Y con 37 años quiere demostrar que puede volver aspirar por un título en Flushing Meadows, donde supo prevalecer en cinco ediciones consecutivos entre 2004 y 2008.
Su sequía de primeros puestos no significa en todo caso que no ha sido protagonista, pues fue subcampeón en 2009 (cayó con del Potro y 2015 (perdió ante Djokovic). Federer tiene tanta conexión con el torneo que disputó allí el partido 95 de su carrera.
Y esto se reflejó en el encuentro. Jugó a placer en una cancha donde ha triunfado más de 70 veces. Y, de paso, hizo conocer cada rincón de la pista a un japonés que no representó el suficiente peligro para el segundo sembrado. Por esto, el suizo salvó siete de ocho oportunidades de ruptura que enfrentó y tuvo 56 tiros ganadores, no mucho menos de la cantidad total de puntos ganados por Nishioka en el partido (82).
En definitiva, Federer voló a segunda ronda y firmó uno de sus estrenos más holgados de su carrera en el US Open.
LEG