La transición nos sorprende todos los días con imágenes, estampas, encuentros y declaraciones que habrían sido inimaginables.
La realidad supera a las coberturas periodísticas previstas o planeadas. Este tiempo nuevo es de reinvención en todos los espacios. Por ejemplo, este martes, un Presidente electo y el futuro canciller se reunieron con un mandatario en funciones.
Un día antes, el gobierno de Enrique Peña Nieto y el grupo central alrededor de Andrés Manuel López Obrador coincidieron en respaldar el Acuerdo Comercial con Estados Unidos, el cual, por cierto, es dos tercios de lo que fue el Tratado de Libre Comercio que impulsó Carlos Salinas de Gortari en 1994.
La fotografía del Presidente electo y el presidente Jimmy Morales, poder real sin poder formal como anfitrión del mandatario guatemalteco, anuncia nuevos estilos y recuperación de prioridades de la agenda exterior que dio lustre a la política exterior mexicana hace décadas.
A tres meses de tomar posesión, el nuevo equipo de Gobierno propone recuperar concertación internacional y liderazgo en América Latina, y comienza a hacerlo desmontando la distancia con la región causada por tres sexenios de abrumadoras preferencias por la agenda del hegemon continental.
Desde la política exterior comienza la recuperación de un país de valores solidarios, pero también de eficacias diplomáticas y programáticas que llegaron a ser modelo.
El próximo canciller, Marcelo Ebrard, ha emprendido el rediseño de la política exterior como extensión de la transición de régimen político que vivimos en una etapa en que nos dirigimos a un sistema de partido predominante con Morena a la cabeza.
De los inmigrantes a México, usualmente 74% proviene de Estados Unidos, alrededor de 4.5, de Guatemala y 2.2, de España; los primeros tres lugares hasta antes de la crisis venezolana que modificará las proporciones y los absolutos de la América Latina de este periodo.
En la reunión entre AMLO y Morales destaca una voluntad de recuperación de la identidad latinoamericana y específicamente, para concretarla, sobresale la propuesta de un fideicomiso que respalda el encuentro de soluciones para el tema de la migración con aportaciones de Canadá y Estados Unidos, además de México y Guatemala, de acuerdo al tamaño de sus respectivas economías. La propuesta acompaña el tema de la atención respecto de las amenazas a la seguridad nacional y pública de cada país y la revisión de las oportunidades fiscales y comerciales.
De la transición política se inician los pasos a la transición diplomática requerida para la recuperación de una identidad nacional. El proyecto comercial y cultural de Estados Unidos será matizado por la recuperación de la agenda latinoamericana.
@guerrerochipres