“Nunca me dejes de amar, ni de buscar si algún día no regreso”, fue lo último que le dijo Gustavo hace 10 años a su madre antes de desaparecer en la zona El Alto en Matamoros, Tamaulipas.
Dolores López asiste desde 2010 a la protesta que se realiza, año tras año, en Paseo de la Reforma con motivo del día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, para exigir a las autoridades federales la aparición de su hijo, quien salió de su casa para ir a trabajar y jamás regresó.
La mujer, quien viajó en camión por más de ocho horas junto con un grupo de 20 madres de hijos desaparecidos, asistió al evento convocado por el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México, realizado en la glorita de Cuitláhuac, donde aseguró a 24 Horas que Gustavo trabajaba en el campo, estudiaba y era un joven de 25 años de carácter dócil.
Recordó que ante la ola de violencia que sufrió el estado de Tamaulipas en 2008, año en que el presidente Felipe calderón le declaró la guerra al narcotráfico, un día su hijo le dijo que tenía miedo de no volver a verla.
En aquel entonces, en un día de noviembre, Gustavo regresó de la universidad, donde estudiaba la licenciatura de Derecho, comió, subió a su cuarto a cambiarse para ir a trabar al campo alrededor de las 15:00 horas, y se fue a trabajar, recordó la mujer de 72 años.
Sin embargo, antes de salir, le hizo prometer a Dolores que jamás lo olvidaría y que nunca lo dejaría de buscar si no regresaba, promesa que ha cumplido desde entonces, pues tiene la esperanza de volver a ver a su hijo “por última vez antes de morir y poder abrazarlo”.
Diferentes organizaciones marcharon este jueves en 18 de los 32 estados de este país para exigir la aparición de sus hijos que se ausentaron en alguna entidad.
LEG