Puestos a los adjetivos, es fácil clasificar a los tres grandes del futbol holandés con base en su ciudad: el Ajax se pretende reflejo de la artística y vanguardista Ámsterdam, el Feyenoord representa en su esfuerzo e irreverencia a la industrial Róterdam y el PSV Eindhoven se enorgullece de una zona que solía ser de carácter rural, de ahí el apodo Boeren o granjeros.
Parece curioso que sea precisamente el equipo propiedad y bandera de una de las compañías holandesas más importantes en el ramo de la tecnología, como lo es Philips, el que cargue con ese apodo.
El PSV fue fundado para servir como punto de esparcimiento e integración de los trabajadores de la empresa madre. Al paso del tiempo la simbiosis se proyectó con tal claridad, que el escudo del club fue un foco y la marca se mantiene presente tanto en las siglas que dan nombre a la institución como en el estadio.
Un proyecto futbolístico diferente, aunque no opuesto al del Ajax: mientras que sus grandes rivales de la capital poseen una de las mejores infraestructuras para el trabajo con talentos hacia el final de su adolescencia, el PSV se ha especializado en pulir diamantes un poco mayores y próximos a su explosión como estrellas.
Los casos paradigmáticos de las últimas tres décadas son Ruud Gullit, Romario, Ronaldo, Ruud van Nistelrooy y Arjen Robben: los cinco llegaron jóvenes y, tras estadías pequeñas, multiplicaron tremendamente su precio, pero antes su capacidad.
Por ello el PSV resultó idóneo como destino para Irving Lozano un año atrás: continuar con su desarrollo, seguir aprendiendo bajo un sistema contrastado, enfrentar menor exigencia que en las ligas europeas que están por delante de la holandesa, no hallar como joven las tentaciones de un sitio tan vibrante como Ámsterdam.
De igual forma, Erick Gutiérrez es firmado en un instante coyuntural para su carrera: cuando en México parece haber topado con un techo, cuando incluso se vislumbraba más cómodo de lo recomendable a su edad, cuando la mayoría coincidimos en que tiene para mucho más, cuando abrimos cuatrienio y Qatar 2022 luce como su momento.
Solía decirse en Holanda que en Ámsterdam pintan, en Róterdam trabajan y en Eindhoven alimentan. Hoy, por supuesto, eso es tan falso como toda simplificación o generalización. En todo caso, en términos futbolísticos las esencias continúan siendo distinguibles.
Guti, como Chucky, está en el mejor lugar para terminar de graduarse como crack. Con un añadido: que no hay rincón más mexicano que el PSV en el balompié europeo, siguiendo la estela de Salcido, Maza, Guardado y Moreno.
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