La crisis humanitaria en Latinoamérica por el masivo éxodo de venezolanos va en aumento y se refleja en la zona fronteriza de Brasil, donde decenas de personas que huyen de la dictadura de Nicolás Maduro se ven obligadas a dormir en la calle.
Cerca de la terminal de autobuses de la ciudad de Boa Vista, capital del estado fronterizo de Roraima, los venezolanos pernoctan donde pueden, en algunos comercios donde les dan permiso o de plano en la calle.
Más de 127 mil venezolanos han entrado en Brasil por tierra desde 2017, según datos del gobierno brasileño, aunque las autoridades federales señalan que 60% de ellos salió con destino a un tercer país de América del Sur.
Ante la llegada masiva de venezolanos el gobierno de Brasil desplegó dos mil 200 militares en la frontera con Venezuela, que se extiende por dos mil 200 kilómetros, con el objetivo de ordenar la llegada de miles de inmigrantes del país bolivariano.
Los militares, que se sumarán a los trabajos de la policía, controlarán el acceso por tierra de Venezuela al estado brasileño de Roraima, donde se vive un clima de tensión por los incidentes xenófobos de hace diez días contra campos de inmigrantes venezolanos.
Mientras tanto, en Venezuela, la dictadura impuso restricciones bancarias a los ciudadanos venezolanos que viven en otros países.
El órgano rector de la actividad bancaria (Sudeban) ordenó a las entidades financieras del país bloquear las cuentas de los venezolanos que accedan a ellas desde el exterior sin haber notificado previamente su itinerario de viaje, en el que se deberá incluir destinos y fechas contempladas de salida y regreso.
El presidente de la Alianza Nacional de Usuarios y Consumidores (Anauco), Roberto León Parili, explicó que el decreto de la Sudeban “crea un precedente muy importante de supervisión y fiscalización de los venezolanos directamente” sin ningún distingo de si está fuera del país o planea viajar pronto.
La medida, argumentó el abogado, viola el derecho a la confidencialidad de su información.
LEG