Durante toda su vida, una persona producirá hormona de crecimiento. La necesitará para alcanzar la talla adulta normal, pero también para regular su metabolismo, ya que aunque no crecerá reducirá los riesgos de enfermedades, como obesidad, diabetes y problemas de hipertensión.
“Su efecto más importante es mejorar el azúcar, el colesterol, las células envejecen menos, hace de todo, y aparte hace crecer. El déficit de hormona de crecimiento, sabemos que hay más mortalidad si no lo tratamos”, explicó el endocrinólogo pediatra Juan Pablo Llano a 24 HORAS.
Aunque puede ser hereditaria pero es lo menos frecuente, se desconoce la causa de la escasa producción de la hormona. De acuerdo con el doctor, se debe ver si fue adquirida, si se lesionó la hormona, o existe un tumor, una lesión del cerebro, trauma o infección.
Entre los indicios, se encuentra el poco aumento de estatura, así como un rostro que se ve menor al de otros niños su edad. Un factor determinante será entre los 2 años de edad y el final de la pubertad, aunque se puede ver desde antes, “si lleva con la misma desde los 9 meses y al año y medio sigue igual, porque normalmente un bebé cambia de ropa muy rápido”.
Con una hormona que tiene una estructura idéntica a la producida naturalmente por el ser humano, se aplica a través de una inyección, la cual se pone en los brazos, las piernas, el abdomen y su aplicación cambia de zona.
“Si va a crecer está bien, todo mundo quedará contento, pero el fondo es que no esté enfermo. Lo mismo pasa con niños que nacen con bajo peso, necesitan hormona y voy a mejorar la salud de esa persona”, detalló el especialista.
En una etapa como en la adolescencia aparece la falta de adherencia, donde el paciente, que ya no depende de sus padres, deja de aplicarse la hormona, la cual se debe inyectar todas las noches.
“Es una aguja muy pequeña porque es subcutánea, que no dolería, el hecho de que deba ser todos los días limita la adherencia. Cuando uno les pregunta a los pacientes no les duele el tratamiento, el problema es que les implica una logística extra a lo que hacen normalmente. Llegan, están en internet, hablan con sus amigos ¿y la hormona? Se les olvida”.
El doctor Juan Pablo Llano compartió ver cuál de los dispositivos electrónicos que favorecen la adherencia le serviría mejor al paciente, ya que este tipo de productos, como el popular Easypod, tienen las dosis programadas que debe suministrarse.
El paciente sólo lo enciende y hace la aplicación, aunque el endocrinólogo considera que este dispositivo “en estudio de percepción de dolor por dosis de aplicación, nunca gana. La movilidad del aparato no es la mejor, pero no creo haya un dispositivo excelente, es qué necesito para ese paciente. Si es un niño muy pequeño que hace él sólo la aplicación, el Easypod es muy buena opción, va a poder verificar si se lo puso o no”.
Como un tratamiento largo, que no funciona si se aplica durante 3 o 6 meses, también circulan métodos alternativos, desde tabletas a medicamentos que simulan la hormona de crecimiento.
“Otros tratamientos lo que intentan hacer es que el cuerpo produzca mas hormona, eso no siempre va a ser igual, el cuerpo comienza a hacer resistencia a esas respuestas, responde bien uno o dos días, y después el cuerpo dice no. Eso podría llevar un efecto secundario”.
La contraparte, de inyectar la hormona a quien no la necesita, asegura tendría efectos graves, “se tiene riesgo de tumores benignos y más riesgos de hemorragia cerebral. Se tiene que ser muy juicioso en cómo se diagnostica y quién requiere el tratamiento”.
La falta de hormona de crecimiento es visible desde lo social, al impactar en el autoestima y el acoso escolar, “es muy complejo ser un adulto con la talla tan fuera de los rangos para todo: para conseguir ropa, conducir un coche, en el metro tomar la baranda. En el día a día uno no se da cuenta, pero está hecho para ciertos rangos de estatura y si yo me salgo de eso, me va a costar mucho”.
LEG