CIUDAD DEL VATCIANO.- Tras una semana de polémica por los señalamientos contra el Papa de supuesto encubrimiento a un cardenal abusador, en las últimas horas se recrudeció la tensión en el Vaticano luego que el ex embajador papal en Estados Unidos acusó a Francisco de mentiroso.
Exactamente una semana después de su primera “carta bomba” del 26 de agosto, en la cual afirma que el pontífice supo y no actuó ante los abusos sexuales del ex arzobispo de Washington, Theodore McCarrick, el diplomático Carlo María Viganó apunto de nuevo contra la Curia Romana con un nuevo texto incendiario.
En el documento, publicado en diversos sitios web especialmente críticos de la gestión de Jorge Mario Bergoglio al frente de la Iglesia católica, Viganó cuestiona la transparencia vaticana en torno a un episodio controvertido que surgió durante la visita apostólica a Estados Unidos en septiembre de 2015.
Se trata del encuentro entre el Papa y Kim Davis, una funcionaria pública del estado de Kentucky quien fue encarcelada ese año luego de negarse a firmar actas de “matrimonios” homosexuales invocando su derecho a la objeción de conciencia.
La historia de esta mujer generó un gran debate público en Estados Unidos, pues se convirtió en un emblema de las organizaciones y grupos opositores a las uniones homosexuales.
Durante la estancia de Francisco en el país no se supo del encuentro privado, pero este se hizo público poco después provocando la molestia del Papa quien terminó despidiendo al nuncio apostólico en suelo estadounidense por ese caso.
En su momento, el Vaticano aclaró que el encuentro con Kim Davis había tenido lugar en medio de unos saludos a varias personas y que el Papa probablemente no sabía quién era ella.
Ahora Viganó argumenta que no fue así y en su nuevo memorial (publicado en italiano, inglés y español), detalla cómo se gestó aquel saludo supuestamente concordado con el mismo Bergoglio. Insistió que él y otros funcionarios vaticanos mintieron.
“Lo que es cierto es que el Papa sabía muy bien quién era Davis, y tanto él como sus colaboradores cercanos habían aprobado la audiencia privada. Los periodistas pueden verificar los hechos preguntado a los prelados Becciu, Gallagher y Parolin, como también al mismo Papa”, escribió Viganó.
Se refirió así a Giovanni Angelo Becciu, entonces sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano; Paul Richard Gallagher, responsable de las Relaciones con los Estados y Pietro Parolin, secretario de Estado.
“Lo que es evidente es que el Papa Francisco ha querido esconder la audiencia privada que le concedió a la primera ciudadana americana condenada y encarcelada por objeción de conciencia”, siguió.
Además, el ex diplomático aseguró que algunos días después de la gira apostólica por Estados Unidos viajó a Roma de urgencia para reunirse en privado con el líder católico quien, dijo, en esa ocasión lo trató muy bien y no le hizo referencia al episodio de Davis, lo que le habría sorprendido.
Pero las afirmaciones de Viganó en su nuevo documento acusatorio fueron contradichas por dos protagonistas de esos días: los sacerdotes Federico Lombardi y Thomas Rosica, respectivamente portavoz papal y su auxiliar para la lengua inglesa respectivamente.
En una declaración conjunta, ambos revelaron que sostuvieron un encuentro privado con el ex nuncio justo un día después de la cita de este con el Papa y que él les reveló que Francisco le había reclamado por haberle “engañado” al llevar a esa mujer a la nunciatura.
Según Rosica, Viganó les habría confesado una frase muy precisa de Bergoglio: “¡Nunca me dijiste que había tenido cuatro maridos!”.
Por su parte, Lombardi asegura que el ex nuncio se interesó especialmente en incluir a Davis entre los saludos con el Papa en su despedida de la embajada y sostuvo que ninguno de los colaboradores vaticanos tenía una comprensión amplia sobre el significado político de aquel gesto.
Además, el sacerdote jesuita cuestiona a Viganó por no haber informado a los colaboradores papales que Kim Davis iba a publicitar su saludo al Papa, siendo que él había acordado explícitamente con la mujer esa difusión mediática, pero sólo hasta el final de la visita apostólica.
“La reunión había sido planeada como una sesión privada con el Papa para una persona que se le presentó como digna de reconocimiento, aunque en realidad había mucha polémica en torno a ella”, añadió Lombardi.
GAC