La semana pasada en el programa Si me dicen no vengo, conducido por Joaquín López-Dóriga, el ex jefe del SAT, Aristóteles Núñez, confrontó a Pablo Gómez, quien argumentó que la administración del presidente Peña no había tenido logros. Le respondió con firmeza que sí logró transformaciones estructurales que impulsaron el desarrollo económico en los sectores energético y de telecomunicaciones, entre otros, pero que la falla fue la comunicación. No supieron destacar los logros ni resolver las crisis.
La administración del presidente Enrique Peña Nieto está a 88 días de concluir. Y ayer, en Palacio Nacional, rindió su Sexto y último Informe, enumerando los logros y también asumiendo errores.
Al inicio de su sexenio se aprobaron 14 reformas estructurales con 58 modificaciones a la Constitución Política, 81 a leyes secundarias. Esto provocó que encabezados de los principales diarios del mundo destacaran lo que estaba sucediendo en México, los mercados financieros lo denominaron “mexican moment”.
El Pacto por México fue el resultado del diagnóstico que Peña Nieto ya tenía de la crisis de los partidos. Hizo el trabajo de cabildear y convencer, y así fue como los Poderes Ejecutivo y Legislativo le dieron movilidad a las estructuras del país. Las fuerzas políticas mexicanas trabajaron en una misma ruta en favor de nuestra nación. Pero después aparecieron las traiciones, y los partidos se sintieron fuertes e independientes, provocando nuevamente el estancamiento en el Congreso.
El 1 de julio pasado, la ciudadanía le firmó un cheque en blanco a Andrés Manuel López Obrador por la desconfianza en los actores políticos, situación que el propio Peña Nieto detectó desde el inicio de su administración, pero los dirigentes de los partidos decidieron no continuar el mismo rumbo y ahora tenemos “micropartidos” que al final fueron reprobados por el voto popular. La sociedad quiere un cambio. No excesos, eliminar la corrupción. Pero durante la instalación del Congreso, Morena se equivocó al señalar que Peña les está entregando un país en ruinas, si bien en temas de seguridad dejará una gran asignatura pendiente -que él mismo reconoció-, sí se lograron avances importantes.
Hoy, de acuerdo a las mediciones de Consulta Mitofsky en la evaluación del trimestre 23, el presidente Peña tiene 18% de aprobación ciudadana. Y López Obrador, Presidente electo, todavía no empieza a gobernar y tiene 54%.
Susurros
1. Por cierto, el presidente Peña Nieto y su familia no van a tener que dejar anticipadamente la Residencia Oficial de Los Pinos. Andrés Manuel determinó que él no habitará allí y que lo adaptará como un complejo cultural.
2. Margarita Zavala sigue su trabajo político. Su asociación civil Libre, que tiene como plataforma libertad y responsabilidad para la construcción y defensa de la democracia, es uno de los muchos ejercicios para quienes desean trabajar en la reconciliación con la ciudadanía.