Foto: Daniel Perales Mi familia sabe que ellos también se deben al pueblo, porque eligieron a un esposo militar y saben las contingencias a las que nos enfrentamos, y que primero está el pueblo de México: Capitán Armando Mancilla  

Durante la contingencia por el sismo del 7 de septiembre de 2017, el capitán piloto aviador Armando Mancilla (adscrito a la Base Aérea Militar No.2, en Ixtepec, Oaxaca), de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), realizó hasta 39 vuelos diarios durante más de 20 días para llevar despensas donadas por ciudadanos de todo el país a los damnificados oaxaqueños.

Durante la crisis, la ayuda proveniente de distintos puntos del territorio nacional llegó al aeropuerto militar de Ixtepec, desde donde se distribuyó a distintas regiones del estado por vía terrestre y, cuando esto no era posible por la lejanía o inaccesibilidad de las comunidades, mediante el uso de helicópteros.

“Nosotros estuvimos trabajando durante toda la contingencia bajo cualquier condición atmosférica, bajo situaciones criticas que se nos presentaron, volando con helicópteros MI-17 y Bell-212, de la PGR, militar y Fuerza Aérea; realizamos más de dos mil operaciones aéreas para llevar a cabo nuestras misiones de llevar ayuda a la población civil”, relató el piloto militar a 24 HORAS.

Para el capitán, las zonas más complicadas fueron las zonas serranas del estado, pero debido al adiestramiento y capacitación recibido en la FAM pudo cumplir con las entregas de apoyo sin ningún contratiempo.

“Nosotros como militares estamos preparados para este tipo de contingencias, habiendo pocas limitaciones en el servicio para nosotros”, dijo.

Recordó que “al realizar los primeros vuelos de reconocimiento en la zona afectada por el sismo, mi impresión fue de tristeza, al ver el pueblo de México en desgracia, al cual nos debemos todas las Fuerzas Armadas. Al llegar al puesto de mando informando de esta situación, se priorizaron las zonas a las que había que llegar primero y, en coordinación con personal del Ejército, se designó cuáles eran las áreas más afectadas y fueron las que se atendieron en primer lugar”, relató.

El capitán Mancilla recordó que antes del terremoto, su familia habitaba en la Unidad Habitacional de la base militar, la cual se derrumbó durante el movimiento telúrico, por lo que tuvo que ser instalada en un campamento provisional.

“Tuvimos que mover nuestros lugares de alojamiento de un lugar a otro dentro del campo militar, inclusive utilizando carpas, con poco descanso, pero la satisfacción de ayudar a la población no tiene comparación”, concluyó.

LEG