Nueva York.- La tenista Serena Williams, que disputó hoy la decimocuarta final del Abierto de Estados Unidos, protagonizó el peor espectáculo de su exitosa carrera profesional al enfrentarse al árbitro del partido que perdió por 6-2 y 6-4 ante la japonesa Naomi Osaka, que es la nueva campeona del último torneo de Grand Slam de la temporada.
Una frustrada Williams, de 36 años, se echó a llorar al discutir con el juez de silla Carlos Ramos sobre dos advertencias: una por recibir consejo de su entrenador y otra por destrozar su raqueta después de que Osaka rompiera su servicio en la segunda manga y poner el marcador con parcial en su contra de 3-4.
La menor de las hermanas Williams, que buscaba conseguir el séptimo título en Flushing Meadows y el vigésimo cuarto de Grand Slam, llamó a un funcionario del torneo y discutió su caso, diciendo que los hombres la habían discriminado y no la habían tratado bien en las advertencias y el castigo con un tanto.
Williams mantuvo su punto de vista de que no hizo trampa y quería una disculpa, a la vez que sostuvo que no debería haber recibido una penalización de un punto.
En este sentido, la ex campeona del Abierto de Estados Unidos y compatriota de Williams Chris Evert dijo que creía que Ramos podría haber mostrado más moderación.
Williams después de renunciar a su primera ventaja en el partido en un juego en el que cometió una doble falta dos veces, rompió su raqueta.
Recibió un punto de penalización después de romper la raqueta, lo que permitió a Osaka comenzar a servir el sexto juego con 15-0.
Anteriormente Williams había violado también el código de comportamiento por recibir consejo desde el palco de invitados de su entrenador Patrick Mouratoglou, y luego la rotura de raquetas hizo que recibiese un punto de penalización.
Después de darse cuenta de que ya había perdido un punto, Williams comenzó a gritar a Ramos.
“Me debes una disculpa”, le dijo. “Nunca he engañado en mi vida. Tengo una hija y defiendo lo que es correcto”.
Williams le dijo a Ramos que su entrenador, Patrick Mouratoglou, le dio el visto bueno, que es solo un “Vamos”.
“No hago trampa para ganar, prefiero perder”, se escuchó a Williams decirle a Ramos.
Una repetición de televisión mostró a Mouratoglou haciendo a Williams un gesto con las dos manos, como diciéndole que avanzara. No hubo un signo de aprobación.
Williams comenzó a entrar en la red con más frecuencia y rompió a Osaka en el siguiente juego, la única que logró en todo el partido para el parcial de 2-1.
Pero eso fue todo lo que pudo conseguir, dado que su perdida de control hizo que Osaka, que jugó el partido de su vida, lograse la victoria y se proclamase con todos los honores y méritos la nueva campeona del Abierto de Estados Unidos al superar a la que ha sido desde siempre su “ídolo”, a la que imita en su juego y en la que siempre se ha inspirado.
Tras concluir el partido, que apenas duró una hora y 19 minutos, Williams tuvo toda la deportividad del mundo al ir a la red y darle un gran abrazo a su discípula que es la nueva “reina” de Flushing Meadows y la última gran promesa que llega al tenis femenino para comenzar el relevo generacional.
Ambas tenistas lloraron y Osaka recibió la primera felicitación por parte de Williams por el gran triunfo que había logrado.
“Bueno, no quiero ser grosera, ella jugó bien y este es su primer Grand Slam”, declaró Williams después del partido, mientras luchaba por contener las lágrimas. “Hagamos que este sea el mejor momento posible, demos crédito al que se lo merece y no más abucheos. ¡Felicidades Naomi!”.
Williams luego se dirigió a los aficionados neoyorquinos que llenaron las gradas de la pista central Arhtur Ashe y les dio las gracias por todo el apoyo recibido.
“Gracias al público, realmente sois el mejor del mundo. Espero volver a jugar aquí, ha sido un año difícil pero muchas gracias por todo”, concluyó Williams.
Osaka, de 20 años, estaba junto a ella llorando, mientras Williams la rodeaba con su brazo.
Todos en el palco de Osaka se llenaron de lágrimas, incluyendo a su madre y al exentrenador de Williams, Sascha Bajin”.
fahl