Carlos Ramos era el encargado de impartir justicia en la final femenina del Grand Slam estadounidense, y Serena recibió una advertencia por coaching, esto es que su entrenador le dio algún tipo de asesoría. Lo anterior molestó en exceso a la local, y se acercó a reclamarle al juez, pero la menor de la Williams no cesó en su alegato ante el umpire.
Por la primera infracción, recibió una sanción de cuatro mil dólares.
Posteriormente Serena azotó la raqueta por un break point, y eso le costó tres mil dólares más.
Con dos advertencias en su contra, llegó el momento más álgido de la tarde, y es que Ramos le marcó el tercer warning, y le costó un game, con lo cual se colocaba el marcador 5-3 en el segundo set, y Osaka ya estaba muy cerca de conseguir el primer Grand Slams para una jugadora de su nacionalidad en la historia.
La última advertencia fue la más cara para Serena Williams, y es que la organización determinó que serían 10 mil dólares de multa por los repetidos insultos a la máxima autoridad sobre la cancha.
El juego concluyó y en medio de los abucheos del público en el Estadio Arthur Ashe de Nueva York, Serena ya más tranquila, pidió alabar pese a todo la hazaña de la Osaka, que apenas con 20 años de edad, es la primera japonesa en ganar un Grand Slam.
Es cosa de familia
Y no es algo nuevo lo que vivió Carlos Ramos, pues Venus, la hermana de Serena, ya tuvo un altercado verbal con el mismo juez. Incluso la mayor de las Williams también fue multada. Ambas jugadoras han acusado persecución por cuestiones racistas
LEG