Cuatro personas con enfermedades terminales fueron filmadas en un documental, realizado por el cineasta británico Steven Eastwood, quien tenía el objetivo de hacer familiar y enfrentar la propia mortalidad, al considerar que muchas personas huyen de ella.
Durante un año, el documentalista entró a las casas de los protagonistas, antes de que ingresaran al hospital, movido por “dos dolores, dos muertes, bastante duras: mi suegra y mi mejor amiga, que tenía la misma edad que yo”, compartió a la BBC.
Eastwood, quien descubrió lo que era el cuidado paliativo y quiso celebrarlo, buscaba que la gente se enfrentara a la realidad de la muerte, para encontrar que es menos aterradora de lo que se piensa.
“Son cuatro personas que realmente me importaban, Alan, Roy, Mary y Jamie; tres tenían 80 años y uno tenía 40”, explicó sobre el argumento de su película, Island, grabada en un hospital de la isla de Wight, al sur de Reino Unido.
Alan, cuya muerte se muestra al inicio de la película, murió de cáncer, pero según el cineasta no fue la causa, ya que fumaba desde los 16 años y continuó incluso en el hospital con la ayuda de una enfermera, reflejo de lo que también era el cuidado paliativo.
“De hecho los doctores me dijeron que si él no hubiera fumado, habría muerto muchas semanas antes. Él vivía por fumar”, resaltó el realizador, quien después declaró que tuvo una muerte pacífica y hermosa.
Otro de los personajes es Jamie, quien con una familia joven y una relación cercana con su hija “le contó todo, la hizo parte de todo el proceso y cómo iban a ser las cosas una vez él no estuviera”.
Vista por médicos para que encuentren nuevas formas de hablar sobre la muerte y el acto de morir, Eastwood compartió que también una persona le dijo que, ver su documental le hizo “tener menos miedo a morir”.
El director, quien remarcó que no era su ambición, reconoció que “si puedes lograr una especie de paz con algo que nos sucederá a todos, entonces eso es algo bueno”
LEG