La Cuenca de México se localiza en el Altiplano Central o Mesa del Centro, una región volcánica rodeada por cuatro sistemas montañosos: al Norte, la Sierra de Guadalupe; al Sur, la de Chichinautzin; al Este, la de Santa Catarina; y al Oeste, la de Las Cruces. Esta condición topográfica generó en el pasado la formación de una cuenca endorreica, es decir, un región profunda, inundable sin salida al océano, la cual originó el antiguo lago de Texcoco, con islotes aislados donde se asentaba la población mexica y en donde ahora se encuentra la Ciudad de México.
La actividad volcánica de la cuenca generó un rerreno arcilloso lacustre y blando (espacio relacionado con lagos). El suelo lacustre permite la intensificación de las ondas sísmicas; si a ello sumamos el hundimiento del terreno por la extracción desmedida del agua de los mantos freáticos, tenemos condiciones topográficas de alta vulnerabilidad para las construcciones. Sin duda, un desafío para la ingeniería civil de la CDMX.
El mapa de zonificación del suelo nos indica los tipos de terreno y la vulnerabilidad del mismo: la Zona de Loma se localiza en las partes altas de la CDMX (laderas y montañas), donde el suelo en su mayoría es roca volcánica firme.
La Zona de Transición es de suelos firmes en laderas, pero también lacustres. Y la Zona de Lago se localiza en las regiones que ocupaban los lagos de Texcoco y Xochimilco, donde el suelo es lacustre y muy blando: es la zona de mayor riesgo.
Como ya lo he comentado en notas anteriores para este medio: los factores como la distancia al epicentro de un sismo, el tipo de desplazamiento de las placas tectonicas, las características topográficas de la región (incluyendo el tipo de suelo), así como la densidad de habitantes y características de las edificaciones pueden determinar el grado de vulnerabilidad y riesgo para la población.
fahl