La Ciudad de México estuvo más silenciosa ayer. Quizá la sensibilidad propia del recuerdo nubla la percepción, pero parecía haber menos claxonazos en las calles, poco bullicio en el transporte y más cuidado entre unos y otros.
Entre nosotros, los que el 19 de septiembre de 2017 nos vimos sorprendidos por una de esas extrañas coincidencias por las que André Breton dijo que México es el país más surrealista del mundo.
El minuto de silencio a las 13:14:40, la hora en la que hace un año todo se detuvo, a pesar de la intensa sacudida, fue solemne. El tipo de homenaje que sólo puede extenderse desde el corazón y la empatía: la tragedia está viva.
Y no es así solamente porque aún es muy reciente, sino porque, hay que decirlo, la corrupción ha impedido sanar heridas y procesar pérdidas que, de haber honestidad en el ejercicio presupuestal, podrían haber sido ya, al menos en lo material, resueltas.
A un año de distancia y en la víspera de un nuevo Gobierno, tanto en la ciudad como a nivel federal, la solidaridad de aquellos días habrá de encontrar cauce en una activa vigilancia y exigencia por parte de la sociedad civil para enfrentar lastres como la corrupción inmobiliaria, sello del derrumbado gobierno de Miguel Ángel Mancera.
Otro asunto que urge detener es el ejercicio discrecional del presupuesto, ése que ha permitido desviar recursos que estaban asignados para la reconstrucción a la reparación del talud en un fraccionamiento de lujo en Santa Fe o adquirir regalos para comprar el voto por parte de líderes locales del PAN y el PRD; por cierto, ese último el único instituto político que ayer, en la Asamblea Constituyente, se abstuvo de reprochar la actuación de las autoridades y los antecedentes de corrupción en edificios afectados en el sismo del 19 de septiembre de 2017.
Dato crucial: ¿cómo justificar que con el sedicente respaldo del Gobierno y la vigencia presunta del presuntamente eficaz “Nuevo” Sistema de Justicia Penal, de 262 carpetas de investigación no haya a la fecha ni una sola sentencia?
Los pendientes son muchos, los compromisos que ha hecho en la materia la próxima jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, son contundentes. La sociedad, organizada como aquel día para remover escombros y cuidar de los demás como si fueran de su propia familia, tendrá un papel fundamental en el cumplimiento de esos objetivos para evitar que la corrupción vuelva a cobrar vidas ante un evento natural. En esa dirección apunta el programa federal presentado este miércoles: dignidad, velocidad, eficiencia, transparencia, respaldo en la ciudadanía.
Honrar la memoria de todos los lastimados por el sismo del 19-S nos requiere a todos. Nos une, a un año y para siempre, a todos.
@guerrerochipres