La atleta Macky González cree que el ejercicio debe ser una rutina de vida. Del atletismo como disciplina cuadrada y rígida, llegó hasta la final del reality show más popular de la televisión mexicana, donde encontró que en la precariedad, es cuando aparece el verdadero yo del ser humano.
“Las personas tenemos miedos, límites. Eso fui a entender allá, nada debe ser impedimento para que te pongas un límite altísimo y lo alcances”, compartió en entrevista a 24 HORAS la también embajadora de Strong By Zumba, entrenamiento atlético integral que reúne baile y música creada especialmente para las rutinas.
Con retos y “cosas extremas” que debían superar, las cuales nadie estaba preparado para vivir, recordó, muchos participantes del reality detonaron psicológicamente, mientras que otros, como ella, se fortalecieron, “jamás se nos avisó que no íbamos comer, que no íbamos a poder dormir, que íbamos pelear por comida”.
Sin expectativas, más que la de olvidarse de una situación personal que vivía, encontró en el Exatlón una oportunidad para compartir valores y ejemplos de vida que la sociedad desconoce.
“Lo que más me llevo es que, al salir, más gente se identifique con los deportistas que hay en México, que no solamente hay fútbol, hay toda una gama de disciplinas”.
A Macky González, quien ganó el segundo lugar en el show de supervivencia, le habría gustado competir con una mujer en esa instancia, ya que ve en el deporte y la educación dos armas fundamentales “para ser independientes y estar empoderadas”.
“Hay una gran necesidad de este tipo de figuras de mujeres empoderadas que puedan lograr sus objetivos, independientemente de cuál sea su contexto, su posición social. Necesitamos más mujeres para seguir, admirar y que nos pueden ir abriendo esta lucha por la equidad de género”.
Participante de la primera temporada en el equipo de Los Contendientes, cree que las personas no deben aspirar a ser famosas, sino a trascender, ya que “no siempre un famoso es alguien que da un mensaje positivo”.
“Creo todos dimos una muestra personal de valores, de nuestras disciplinas, nunca me sentí con menos reflectores. Ese pararte frente a tu adversario, aunque se vea enorme y veas es prácticamente imposible vencerlo. Jamás hay un competidor débil, eso fue lo que demostramos”.
La atleta, quien siempre compitió en un deporte individual, llegó a una competencia colectiva para compartir, sufrir y preocuparse por alguien, “regresé a ser simio, me importaba lo mas básico, como dormir y comer bien, en esta lucha que nos pusieron como de selección natural”, finalizó.
LEG