Durante los tres últimos años, los capitalinos hemos sentido el incremento de la delincuencia en la ciudad. En ese tiempo hemos perdido la tranquilidad de caminar por las calles ya sea de día o de noche, hemos perdido la paz de enviar solos a nuestras hijas o hijos a la escuela o a los parques.
Conforme ha pasado el tiempo nos enteramos cada vez más de historias en las cuales familiares o amigos han sido asaltados, agredidos e incluso nos han llegado a contar que en sus colonias se han cometido homicidios.
De hecho, antes al entrar a un restaurante uno suponía que se encontraba en un lugar seguro y que poco podría ocurrir. Sin embargo, en los últimos meses el robo en esta modalidad se ha incrementado, y el saldo para aquéllos que no acceden a las solicitudes de los delincuentes incluso ha sido la muerte.
Las autoridades locales afirman que todo se trata de mera percepción, que diariamente detienen en promedio a más de 600 personas. Pero en realidad se han olvidado de hacer un verdadero estudio de las zonas y lugares específicos en los que constantemente ocurren más ilícitos.
Por eso resulta una herramienta clave para la administración de Claudia Sheinbaum el documento presentado ayer por México Evalúa, en el cual deciden elaborar el primer estudio público con datos geolocalizados sobre el homicidio en la capital del país.
A través del documento podemos observar cuáles son las colonias más peligrosas, los lugares en los que se han cometido homicidios constantemente y por tanto entender cuáles son incluso las manzanas más peligrosas de la urbe.
En el estudio presentado ayer se puede entender por qué en distintas zonas de la urbe ha incrementado la inseguridad, y en este caso los homicidios, y por lo tanto entender que la violencia letal en la CDMX responde a dinámicas más que a factores.
Por ejemplo, a través del análisis hecho se puede observar que tenemos zonas en la ciudad en donde la alta densidad de población y la falta de educación formal están relacionadas con el incremento de la violencia letal. Y a la par hay zonas donde los bajos niveles de densidad poblacional y los altos niveles de estudios se vinculan con los homicidios.
“Esto se debe a que en ciertas zonas la violencia letal se explica por la interacción entre factores socioeconómicos, mientras que en otras zonas por la forma en que el espacio urbano configura a la oportunidad criminal. Estas diferencias no son banales. Por el contrario, al preguntarnos sobre los diversos contextos tenemos que pensar en la forma en que el crecimiento de la capital y el desarrollo de la estructura urbana han estado permeados por la desigualdad”, detalla el documento.
Más allá de las cifras y de conocer los lugares de mayor inseguridad, el documento nos muestra que si las autoridades analizan con mayor detenimiento las ubicaciones y detectan la problemática hiperlocal, se podrían emprender mejores programas que combatan no sólo el homicidio, sino otros delitos.
Ayer, Edna Jaime manifestó que la violencia letal no puede ser atendida bajo visiones generalistas, sino a través de estrategias focalizadas que atiendan las zonas prioritarias a fin de disminuir la incidencia de homicidios.