En las últimas horas del ultimátum impuesto por Estados Unidos para que Canadá se sume al acuerdo en principio alcanzado con México en el proceso de modernización del TLCAN, no se espera que el gobierno canadiense cambie su posición sino que siga negociando.
“No espero que haya algún acuerdo bilateral este fin de semana y hay que recordar que el ultimátum artificial fue impuesto por Estados Unidos y no lo es para Canadá, país que seguirá negociando en los próximos meses”, dijo Nelson Wiseman, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Toronto.
El investigador de Ciencias Políticas mostró sus reservas de que un acuerdo bilateral México-Estados Unidos será aprobado por el Congreso estadounidense.
“Muchos congresistas sienten que no dieron al presidente la autoridad de negociar un acuerdo bilateral, sino trilateral, que incluye a Canadá”, agregó.
En tanto el analista Thomas Walkom considera que no tiene sentido entrar a un acuerdo comercial con una nación que insiste en su derecho de anular el pacto cuando quiera.
Su comentario va en el mismo sentido que el del embajador de Canadá en Estados Unidos, David MacNaughton, quien se refirió al imperativo canadiense de mantener el Capítulo 19 de resolución de controversias.
“Si no se puede resolver las disputas de manera justa y equilibrada, entonces ¿para qué sirve el acuerdo?”, se preguntó. Añadió que “si no se puede controlar el uso arbitrario de los aranceles bajo la apariencia de seguridad nacional (…) entonces no creo que sea un gran acuerdo”.
Los negociadores canadienses quieren comprometer a Estados Unidos a que en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) 2.0 no le aplicará la sección 232 de la Ley de Expansión de Comercio para imponer aranceles al comercio automotriz, como ya lo hizo con el acero y el aluminio.
“El sector automotriz está continentalmente integrado”, resaltó Wiseman, por lo que consideró que Canadá tiene una “carta fuerte” en la mesa de negociación bilateral.
El investigador consideró positivo para Canadá el hecho de que México y Estados Unidos hayan acordado en las reglas de origen del sector automotriz que 40-45 por ciento provenga de fábricas que pagan 16 dólares la hora para no ser sujetos a aranceles.
“No creo que Canadá firme un acuerdo sin que sean removidas las tarifas estadounidense al acero y el aluminio, como sí lo hizo México; lo mismo sucede con los mecanismos de resolución de disputa. No hay forma de que Canadá acepte un mecanismo de disputa que se resolverá en cortes estadounidenses”, añadió el académico.
Recalcó que las economías de Norteamérica están muy integradas y Canadá es el mayor socio comercial de Estados Unidos, por lo que se prevé que las negociaciones se alarguen hasta alcanzar un acuerdo.
Para Carlo Dade, director del Centro de Políticas Comerciales e Inversión de la Fundación Canada West, en Calgary, Alberta, Canadá no está logrando un entendimiento con Estados Unidos pero al diversificar su mercado podrá equilibrar la balanza.
Con un año del Acuerdo Comercial Europa-Canadá (CETA) y con los avances del Acuerdo Global y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP), las compañías canadienses tendrán “en lugar de dos socios con el TLCAN, 28 socios europeos y 10 con naciones transpacíficas”, acotó Dade.
DAMG