WASHINGTON. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, concedió hoy la Medalla al Honor, la mayor distinción militar del país, al sargento técnico Ronald J. Shurer II, por su “ostensible gallardía” en combate durante una ofensiva en Afganistán, en abril de 2008.
“Ron se une hoy al grupo de héroes más exclusivo del mundo”, señaló un cálido Trump, quien no dudó en recalcar que el otrora militar es actualmente miembro del Servicio Secreto, el cuerpo encargado de velar por la seguridad del mandatario.
Shurer, de 39 años, se incorporó a las Fuerzas Armadas en 2001, en respuesta a los históricos atentados que el 11 de septiembre de ese mismo año sacudieron los cimientos del país, aseguró Trump.
En abril de 2008, el ya militar retirado ejercía de sanitario en las Fuerzas Especiales, que por aquel entonces combatían en Afganistán en el marco de la operación Libertad Duradera, cuando su unidad recibió la orden de dar caza a una cuadrilla de insurgentes del grupo islamista el Hezb-e-Islami, que se encontraba en el valle de Shok.
“La misión era cazar a un terrorista asesino, un líder en esa guerra, que se encontraba en un remoto pueblo de montaña. Un territorio muy peligroso”, explicó Trump durante una solemne ceremonia celebrada en la Casa Blanca.
Durante la ofensiva, bajo el fuego de francotiradores y lanzagranadas, la avanzadilla estadounidense sufrió numerosas bajas y se vio acorralada en una ladera de la montaña.
A pesar del peligro, Shurer abandonó su parapeto para acudir en auxilio de un soldado que había quedado rezagado tras ser alcanzado por fuego enemigo.
Tras estabilizar a su compañero, el sanitario volvió a exponerse a las balas para correr ladera arriba hasta alcanzar la posición donde se encontraba el grueso de la avanzadilla, donde trató a otros cuatro militares.
A continuación, de acuerdo con el Departamento de Defensa de EU, comenzó a cargar, uno a uno, a sus compañeros montaña abajo usando su propio cuerpo a modo de escudo hasta alcanzar un helicóptero que aguardaba para poder evacuar a los heridos.
En un momento dado, mientras cargaba con uno de sus camaradas, Shurer recibió el impacto de una bala en el casco, que, según rememoró hoy el presidente, “fue como si le hubieran golpeado con un bate”; un segundo tiro le alcanzó el brazo.
Finalmente, una vez los heridos habían sido trasladados, Shurer retomó el mando de su escuadrón y continuó luchando.
JMSJ