Sólo los necios y los fanáticos niegan las lecciones de la historia. Y las lecciones del 2 de octubre de 1968, así como las del 10 de junio de 1971 son parte de los cimientos del México democrático y liberal de hoy.
Sin embargo, muchos necios y no pocos fanáticos del nuevo Gobierno parecen empeñados en hacer de la memoria de aquel 2 de octubre de 1968, una caricatura vulgar que ofende a un movimiento que, en buena hora, se inscribió en letras doradas en el frontispicio de la Cámara de Diputados.
Y precisamente ahí, en la llamada “casa del pueblo”, empieza la caricatura en que Morena convirtió al 2 de octubre.
Resulta que hace casi 50 años –en 1969-, el jilguero preferido del PRI en esos años, un joven de nombre Porfirio Muñoz Ledo, recibió la encomienda de responder el Informe presidencial. Según la ortodoxia, el joven hizo la defensa a ultranza no sólo de la matanza ordenada por Díaz Ordaz, sino de la represión, persecución y detención de líderes estudiantiles.
Medio siglo más tarde, el defensor de la masacre y quien justificó la represión y el encarcelamiento de manifestantes no sólo preside de Cámara de Diputados, sino que encabezó la ceremonia para inscribir en letras doradas la gesta estudiantil; el mismo que colocará la banda presidencial a Obrador.
La caricatura del 2 de octubre es más grotesca si sumamos la torpeza de “mandar al kilo” las placas de bronce de la Línea 1 del Metro, alusivas a que Díaz Ordaz inauguró el Sistema de Transporte Colectivo.
Es decir, a solicitud de Morena, el Gobierno de la CDMX retiró el nombre del ex Presidente, mientras que el mismo partido Morena aplaudía al diputado que hace medio siglo defendió la masacre y justificó la represión. ¿No es una caricatura del 68?
Pero la caricatura sigue interminable. Miles de jóvenes –la mayoría fanáticos de Morena- marcharon la tarde de ayer desde distintos puntos de la CDMX para conmemorar el 2 de octubre y en repudio al gobierno represor y criminal de Díaz Ordaz.
Lo ridículo y caricaturesco es que la presidenta de Morena y no pocos de sus directivos –y el mismísimo Presidente electo- son aplaudidores y defensores de dictaduras encabezadas por criminales represores como Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Kim Jong-un, de Venezuela, Nicaragua y Corea del Norte, respectivamente. ¿No es una caricatura del 2 de octubre?
Hace medio siglo, el 2 de octubre de 1968, todos o casi todos los medios y todos o casi todos los periodistas callaron sobre la represión. Se dieron excepciones, como las del panista Gerardo Medina, quien se atrevió a denunciar desde la tribuna de la Cámara de Diputados la masacre.
Una de las libertades que exigían los jóvenes del 68 era la libertad de expresión, secuestrada por Díaz Ordaz. Aquel 2 de octubre nadie llamó represión a la represión, y los jóvenes eran alborotadores.
Hoy, todos los medios hacen apología del 2 de octubre, y la mayoría están plegados y sometidos al gobierno de un solo hombre. Está en riesgo la libertad de expresión. ¿No es una caricatura del 68?
Al tiempo.