El nombre de Juan Martín del Potro ha causado mucha admiración por sus logros dentro de las canchas de tenis, pero creo que es más admirado por su caballerosidad, y por dejar atrás una serie de lesiones que lo tuvieron al borde del retiro.
Hoy es el cuarto clasificado a las Finales de la ATP que se llevarán en noviembre en la O2 de Londres, y también cumplió 30 años hace pocos días. Motivos para festejar, los tiene.
El de Tandil sufrió varias operaciones en la muñeca izquierda, y cuando regresaba al circuito profesional, recaía, lo que lo hizo pensar en el retiro, y hasta cayó en una tremenda depresión. Pero no se rindió, y fueron sus amigos más cercanos los que lo convencieron de luchar hasta el final.
En el aspecto tenístico lo peor llegó en 2016, cuando volteó a ver el ranking de la ATP, y se dio cuenta que era el 1,045 de todos los que compiten en el mundo. Aún así, no colgó la raqueta, y comenzó el camino que lo llevó hasta la tercera posición de la clasificación en los meses pasados.
Pasó un poco más de un año, y todos temían enfrentar a un renovado Delpo, quien se ganó el Regreso del año en 2011 y 2016. Y en el presente año puede presumir que regresó a la final del US Open, aunque no le alcanzó para vencer a Djokovic, y sucumbió en tres sets.
El Abierto de los Estados Unidos que se disputó en septiembre pasado no será olvidado en muchos años, y es que la Torre de Tandil le puso mucho sabor al torneo. Una decena de amigos de su natal Argentina lo acompañaron en cada uno de sus partidos, y compraron un palco completo para ver a Juan Martín, quien sacó muchas fuerzas cuando se veía abajo en el marcador, precisamente de esos compinches que se volvieron una sensación para todos los medios, y hasta acabaron dando entrevistas para muchos medios de comunicación.
Siempre que llega a un torneo es de los más solicitados por los niños y niñas para tomarse una foto, para que les autografíe una pelota gigante, y hasta para tomar las impresiones de uno de los más carismáticos en el tenis mundial.
Recuerdo como paró un entrenamiento en este mismo año, y le regaló su “remera” a una niña que rompió en llanto. Y no solo es bueno dentro de la cancha, el tandilense abrió su cuenta de Twitter en 2010, e interactúa con sus fanáticos, y hasta felicita a sus colegas de profesión cuando ganan algo.
A pesar de que siempre está muy ocupado en sus entrenamientos, entrevistas, y promocionales para alguna marca, Juan Martín nunca le dice que no a sus amigos o a su familia, y cada que puede viaja a Tandil para compartir tiempo con sus seres queridos, y por supuesto con su perro labrador chocolate.
Hasta regala accesorios de su marca patrocinadora a sus seguidores en Twitter, pero eso sí, lo hace con activaciones para conocer a su fanático más creativo.
En resumen, Del Potro es un crack dentro de la cacha, pero lo es más fuera de ella. Por eso le hago un homenaje muy merecido por sus 30 años, y por su boleto a las ATP Finals de noviembre próximo.